miércoles, 4 de marzo de 2009

RIDICULO Y REIDERO

RIDÍCULO Y REIDERO

: EN UNA REUNION DE
CONSORCIO



ME COMPLACE PONER ESTE EJERCICIO
BAJO LA ADVOCACIÓN DE MIS PARES,
ANTERIORES Y NUEVOS DEL TALLER
PARA REITERAR LO EXPRESADO EN LA
PRIMERA CLASE 2003, QUE SOMOS UNA
PLURALIDAD, DONDE, DONDE CADA
CUAL , NO OBSTANTE MANETENGA SU
SINGULARIDAD, LUEGO TODOS, SOMOS
UN ABIGARRADO CONJUNTO CUANDO
MOSTRAMOS NUESTRO MOMENTO
LETERARIO DONDE NO HAY QUE TENER
PUDOR, EXPONIÉNDONOS A LAS
CORRECCIONES, SI SON MENESTER,
NINGUNO PUEDE AUTO-DIPLOMARSE,
SE HACE MENESTER EL CONSENSO DEL
PROFESOR QUE GUIA Y LOS COMPAÑEROS
FELICES, SI PUEDEN ESTIMULARNOS. Jfa


Hace algunos años, cuando conservaba vigor para lidiar en las
reuniones de consorcio, me aconteció algo ridículo y risueño que me hacía aparecer como incurso en un desliz del que, en ese caso, no estaba meramente anoticiado y mucho menos comprometido..


Todo emergió de una situación dual. Por un lado, época cercana a la primavera, en nuestra ciudad de Buenos Aires esas alturas suelen ser gélidas y me habían citado mis queridos compañeros del Otto Krausse –los sobrevivientes claro- a una cena en la Cantina “Don Carlos” de Valentín Gomez y Billinghurst, donde se comía muy bien y no era nada económico.

Simultáneamente había reunión de consorcio en el mismo día de la cena. No se que pasó si pensé voy a la reunión de consorcio y de allí a la cena No recuerdo
Hay quizás ya 15 años de distancia y las neuronas, a veces, funcionan con intervalos .Es posible que la reunión se prolongara indefinidamente porque yo regrese a mi departamento sobre la 1 y 30.

En el ínterin, sin constatar mi permanencia en la reunión de consorcio que se verificaba en la terraza, como digo hacia frío es un piso 15, la puerta de acceso metalica cerrada. Sin ventanas que den señales al exterior, salvo en la medianera, que no se ve desde la terraza.

Entonces mi querida Hija y mi yerno se allegaron hasta la cantina para rescatarme o informarse que acontecía y mis compañeros entre risotadas –emanadas de los efluvios del alcohol vínico ingerido por horas- con exclamaciones “Uh el turco –apelativo con que me distinguían- quien sabe donde está” y otras yerbas por el estilo apuraron el regreso de mis familiares a casa.

Cuando retorne todo eran sospechas, la contradicción mayor regia en el hecho que yo no había salido del perímetro del edificio, donde hasta hoy día, habito. Creo que, culpable de un ilícito no cometido, rápidamente fui” absuelto” ya que en actas de la reunión constaba mi presencia en el evento habitacional.

Trato de hilar mis recuerdos. Es posible que la reunión tuviera hitos que para confrontarlos hubiese que alquilar balcones, por ejemplo la puja entre el primer cuerpo (de ejercito) y el Segundo, se asemejaban a dos regimientos en pugna por cual tiene más fuerza de fuego. Lo cierto es que los del segundo cuerpo merecían gastos y más gastos de reparaciones, claro todos los miembros del consejo de administración son del segundo cuerpo, así... cualquiera ejerce a su favor.

O la invasión de coleópteros de los más diversos tamaños y colores que asolaban algunos departamentos, cuyas amas no descollaban por la higiene, que desde luego no practicaban, amenazando con posesionarse de los indemnes, que de seguir así lo serian por poco tiempo.

O la reparación del ascensor del 1er. Cuerpo que llevo varios miles de dólares y a cada rato defecciona.

Sin embargo rescato la confusión que producían las quejas, en el primer cuerpo, parcialmente, de los habitantes de las unidades “A”.

En efecto, ahora verán: en el noveno “A” vivía un matrimonio muy bien avenido padres de 2 niños varones. El empresario de Pompas Fúnebre- conocedor profundo de las artes de los entierros y como digo con una relación de pareja excelente que hacía a la señora, sobre todo en épocas estivales, con las ventanas abiertas por la temperatura exterior y más aún por la interior y mutua de la pareja, ella no ocultaba su felicidad, desgranando gemidos que se elevaban y descendían sobre todo en la columna de los departamentos “A” 7,8, 10 y 11.

La reacción era dual, los esposos incentivados se volvían sobre sus parejas para el reclamo normal que recibía la respuesta correspondiente: “Es tarde viejo, dejame me duele la cintura y mañana vienen a desintectizar muy temprano y después tengo que planchar e ir al supermercado.¿te parece que no es suficiente?”

Cuando inversamente era la esposa que se estimulaba y comenzaba acariciándole la nuca a su conyuge y este estaba desarticulado para el convite ensayaba extraños subterfugios “no se que me pasa tuve alguna desestabilización interior y mañana debo afrontar pagos para los que carezco de fondos, dispensame, no estoy de humor”

Es increíble el caradurismo que sabemos poner al servicio de nuestra más mezquina conveniencia sin dar a conocer los exactos motivos que nos llevan a tales posiciones. ¿Hasta cuando seguiremos escudándonos en nuestra cada vez mas endeble”condición humana” en la que englobamos todas nuestras contradicciones?

¡AH las reuniones de los consorcios cuantas cosas hacen aflorar!. Y me pregunto, por fin ¿alguna vez nos asumiremos como –ojo que no diré adulteros- solo adultos mayores, que ya lo somos y creciditos?.-


Jacques Farji Abulafia

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