jueves, 26 de marzo de 2009

EL PASO DE LOS AÑOS

EL PASO DE LOS AÑOS


Cuando llegue a Carmen de Patagones aquel 19 de Septiembre de 1929 a las 11:20 a.m..ya me aguardaban ansiosamente mis padres y mi abuela materna.

Luego de mi alumbramiento llegarían mis hermanos dos y nueve años mas tarde respectivamente.

Los ciclos de la vida hicieron que la nostalgia me embargara en la despedida de mi Abuela primero en 1952, y luego mi Padre, hace 16 años.

En el interin, ley de vida, llegaron los hijos de mi matrimonio, y con la naturalidad de los tiempos mis nietos.

Seria penoso que alguien despidiera a un ser querido arribado después que el. Pero a veces pasa.

¿Por qué a despecho de nosotros, los occidentales, que por idiosincrasia nos sentimos inmortales, las razas orientales cuando sus integrantes están en edad avanzada, tienen como destino subir al monte del descanso donde se extinguirán sus vidas?.

El mundo históricamente se fue superpoblando. Hay lugar físico para todos y aun muchos mas.... pero la organización socioeconómica del orbe nos enrostra que no lo hay para el conjunto en ese orden.

Antes que se provoquen guerras, con perdidas traumáticas de vidas, para mantener el equilibro poblacional es altamente preferible el cumplimiento natural de los ciclos existenciales

Quien se rie de las cicatrices es porque nunca ha sufrido ser lastimado

Como lo es vivir cuyo principio tiene implícito un final.

Pensemos en el final. ¿Por qué no?. ¿Acaso no sucede?

¿Acaso el sol que nace no fenece en el poniente?

¿La luna naciente, con las primeras sombras, no desaparece en la luz del amanecer?

Claro que se podrá argumentar que cada día el sol y la luna que nacen y mueren son los mismos astros que renacen siguientemente pero: ¿y nosotros?

Nosotros también porque si creemos que nuestro espíritu, cuando se desprende del cuerpo, y navega por la eternidad, vuelve ...... entonces nos reencarnaríamos en una nueva vida.

Entiendo que esto ultimo no resulta consuelo alguno porque claro esta es una cuestión de fe que quizá solo sea meramente un conformismo circunstancial.

Sin embargo en cuanto a la conclusión de los ciclos vivenciales la historia social y religiosa de la humanidad, en términos formales, así lo esta certificando.

A veces es bueno aferrarse, a la paradoja, de tantas manifestaciones espontaneas de gentes que en circunstancias extremas han arriesgado, y a veces entregado su propia vida por rescatar a un semejante: de un incendio, una inundación o cualquier desastre donde generosamente no se piensa, solo se actúa

Estamos concientizados que la vida esta signada por etapas, estas etapas se individualizan con vocablos, las palabras son solo eso: expresiones indicativas de un momento o ciclo dado. Están en el diccionario. Son para que nos entendamos, no para asustarnos.

Entonces estas etapas son muy conocidas: Nacer, Crecer, Reproducirse y Morir.

¿Por qué nos va shockear frecuentemente la ultima?.

¿Acaso la primera, Nacer, no es escalofriante?.
¿No implica la gran aventura de saltar de la vida incipiente en el vientre materno a la luz encandilante de vivir?
¿Y la tercera? ¿No es a menudo conflictiva en alto grado habida cuenta de la situación económica que afecta a los mayores?.

Es decir la incertidumbre de falta de trabajo de los padres la escasez de alimentos en épocas neurálgicas para el futuro adulto (Etapa 2, crecer) el no poder estudiar, no tener atención de la salud, y estar al asecho de las drogas.

¿Qué tal? ¿Es acaso apetecible o meramente fácil transitarlas?
¿Y después que?. Cuando armen la pareja formal, o no, alcanzar la madurez de la vida adulta luchar por el sostén de la casa, últimamente insuficiente que merece la ayuda del cónyuge, no perder la autoestima por que engendrar una vida no es solo una explosión en el acto sexual sino que es la idealización de uno de los momentos mas sublimes de la vida en la que se funda la descendencia.

Por fin antes de llegar a la ultima etapa restan todavía sortear los avatares para que los hijos tengan un marco adecuado y esa etapa, para los padres, no se acabara sino con el ultimo aliento.

Entre tanto luego de la llegada de los hijos mientras los acompañamos como nuestros padres lo hicieron con nosotros vamos disfrutando etapas diferentes.

Es cierto que nada se logra sin esfuerzo ni lucha pero a despecho del paso del tiempo ellos suben mientras nosotros hacemos el lógico equilibrio para no despegarnos de ellos ni espiritual ni intelectualmente.

Mas tarde nuestros hijos serán adultos y el carrusel de la vida sin detenerse incorporara a los nietos: “hijo fuiste, padre serás lo que has hecho te harán” reza un viejo dicho ladino parte del acervo de mi herencia paterna.

Quiero decir que la ultima etapa, la abuelatura, con compromiso de ejemplaridad, con el paso de los años es tan dulce, con sabor a miel, que alcanza a desvanecer las dificultades, los padecimientos, porque la vida nueva de los que llegan nos dan mas de un motivo para seguir mimándolos y perdurar a su lado.

Mientras tanto se desarrolla la operación aritmética de la suma y el paso de los años, que cuanto mas felices son, es cuando sembramos amor y en estos años adultos cosechamos la respuesta vivificante de su retorno.

“La vida, a pesar de todo, es buena” .... reza una canción yo no se si lo es ni es por eso que digo que todos ansiamos producir ocasiones memorables, mensajes memorables; que la elipse descriptiva de nuestras vidas también sea memorable.

¡Pero acaso lo más formidable y porque no memorable haya sido vivir todas las etapas de la vida!.

Sin embargo quisimos, pero no pudimos ni supimos hacerlo mejor; por eso pedimos perdón por las imperfecciones del mundo que dejamos a nuestros queridos.

Muchos se complacen sobre el sabor que tiene viajar, salvando las distancias, nosotros hemos conocido todas las latitudes de la vida ¡Quien nos quita lo bailado!

Alcanzamos el equinoccio de nuestras vidas en el celeste del Ecuador, con la elíptica de nuestra pasión; y nos alejamos, con el solsticio cuando se serena, en la tibieza, nuestro andar.

Mis labios quisieron generar las palabras que embebidas de sentimientos confluyen en la serenidad de sentirme feliz, avizorando el futuro lleno de sueños y planes sin alardes tardíos y fuera de sazón.

SI TRAS LOS AÑOS CANCELAMOS LA RUTINA DEL OCIO, QUE NO CONDUCE A NADA, Y, CONTRARIAMENTE, HEMOS LOGRADO QUE NUESTROS NIETOS VOLCÁNDONOS A ELLOS NOS VEAN COMO UNA PROLONGACION DE SUS PADRES.

SI AL ENCONTRARNOS, INVARIABLEMENTE NOS OFRECEN SUS BRAZOS AFECTUOSOS REFUGIÁNDOSE EN LOS NUESTROS, CON FERVOR.

BENDITA SEA ENTONCES LA CONDICION DE ESA PALABRA QUE NOS RESISTIMOS A ASUMIR Y PRONUNCIAR.

1999.-

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