jueves, 26 de agosto de 2010

DESPUNTANDO INQUIETUDES

DESPUNTANDO INQUIETUDES

Cuando la propuesta es difícil,
la resolución se hace fácil.

A veces odio que la gente no hable, porque uno no sabe lo que piensa, justo acababa de llevar a mi perro Cartucho al veterinario, porque tiene gases, está viejo…¿saben?, lo dije refiriéndome a que dos veces habíamos tenido que fumigar la casa, cuando ella, mi vecina , con sumo tacto, tanto como para romper la incomodidad temática me refirió que en una de “esas zonas tórridas” de Buenos Aires, se ven chicas jóvenes, por racimos, ofrecer sexo, a lo que le acoté, que por allí había muchas casas al efecto, para otorgar alojamiento pasajero, y ella me dijo: ¡si!, como asintiendo, deteniéndose allí el intercambio verbal, claro, por pudor no me anime a preguntarle si ella los conocía, y como para mitigar mi remordimiento, de entre la bandeja de ideas extraje esta tarjeta, para completar mi desconcierto que rezaba: “trazar una historia que transita, solo en el contorno, de un hombre y una mujer haciendo el amor”.

Allí nomás exclamé. “basta para mi, bingo… cartón lleno”, y a reglón seguido recordé que hace muchos años “en la ciudad de las diagonales” conocí y me hice amigo del médico del plantel de Estudiantes, donde jugaba, entre sus ágiles volantes Elio, carrilero por derecha, de celebrado suceso, a quien le aconteció un accidente deportivo, común en las canchas, a raíz del que conoció a Vilma una magnifica instrumentista médica, que asistió al grupo quirúrgico que lo intervino felizmente.

Así nació una circunstancial y creciente relación, que rápidamente, se hizo íntima, muy íntima, que como en el balompíe tiene tanta similitud en la elipse que describe, tan mezquina, de escaso tiempo, digo puede suceder, pocos años o solo unos meses. ¿Que pena no?.

El romance que eclosionaba con carácter volcánico, en cada encuentro, por lo general de un trío de horas, en uno de esos lugares efímeros, donde se habían normalizado sus esquicios, arrumacos y todo el catálogo que dos seres apasionados desenvuelven ardorosamente.

Ambos se mimetizaban de una manera abiertamente generosa, derrochando algo muy parecido al cariño….bueno ¿si no ahora cuando? se inquirían y lo resolvían prácticamente; ¡ah!, en el paroxismo culminante de tanta calidez ella jamás lo llamaba por su nombre de pila, solo balbuceaba melosamente… querido…. querido, y él respondía saboreando ese deleite, retornándolo con aquel romántico Vilmita lleno de dulzura.

Entretanto en el contorno las gentes caminaban, iban al hipódromo, trenes que salían y entraban, lo chicos jugaban en las amplias plazas, alimento para las canteras de “pincha ratas” y “triperos”, las dos divisas tradicionales del lugar, las señoras de compras o al teatro, para llenar luego los restaurantes con sus familiares y amigos, el resto en sus faenas laborales, y el mundo seguía andando.

Para ellos –la joven pareja- su espacio era sagrado, y como en el film “Una relación pornográfica”, sus encuentros los elevaban por lo cielos –por decirlo de algún modo- con el sabor y el color de algo sumido en sentimientos que confluían en calido sexo, de un par de jóvenes de 30, que en un momento, como en la película, todo se empaña de extraña nebulosa, apagándose de pronto.

Cobardía, inconstancia, ¿seguir buscando la aventura?, vaya uno a saber el sentido con que opera ese caprichoso y pícaro duendecillo del apetecido sexo, como para que, así como así, se detenga –tácito- casi sin necesidad de pronunciar ese: hasta aquí llegamos, esto no va más… es lo que el tiempo, con sus interrogantes, nos dejó….mientras la vida continua, en el contorno.

JFA 25-08-2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

La levedad de ese carruaje de lujo

La levedad de ese carruaje de lujo…

Simplemente una sonrisa, es
vehículo, para invitar al amor,
e inspirar su recíproco retorno.

INTROITO

En medio de tanta violación e incesto, siento que a veces no nos conocemos a nosotros mismos, o nos negamos y llanamente miramos para otro lado. Ni hablar de la malicia que significa entrometernos en el aborto, muchas veces prolegómeno y sucedido al que se arriba por necesidades económicas insatisfechas, y sumo enanismo intelectual.

Creo que poseo claridad en el pensamiento así como amparo en mi interior (un cúmulo de tonterías,) quizás aquí lo fundamental es que tengo amor para dar, por lo que me confieso: busco al amor.

Percibo que somos seres humanos incompletos no sin códigos ni reglas que nos acercan a la santidad de la vida, de cuya sensatez carecemos porque nuestros genes, poseen generalmente leyes revolucionarias

ÚLTIMA ADVERTENCIA
SILENCIO, LUZ, CÁMARA, ACCIÓN
ESTAMOS GRABANDO…

Todo ser humano es una isla,
que uniéndose, forma archipiélagos,
resultando esos eternos continentes

Ahora bien, para poder introducirnos, en la repetitiva conducta social de la sexualidad y su racimo de infidelidades, que acometemos sin poder escindirnos, recalaremos en nuestra propia “Condición Humana”, con hechos que se producen, por ejemplo, en la vida matrimonial, preñada de diferentes vicisitudes.

O quizás en el noviazgo por la volatilidad de nuestros caracteres, en desarrollo (aunque es verdad que un chico de 16 a veces se constituye en un hombre y un hombre de 40 aun mantiene su estructura infantil.)


¿Pero es que acaso sin matrimonio, sin noviazgo hombre y mujer no tenemos los mismos apremios, equívocos e inestabilidades, mientras escalamos las primeras estribaciones, o las segundas o las terceras de nuestros emocionados sentimientos?,

Siento que este ensayo –acumulando ideas- esta entrando en un territorio ajeno a toda hipocresía, pensado para compartir con mentes lúcidas, que en este momento, se inhiban de la chanza que frecuentemente suele acompañarnos.

Así es que la pasión irrefrenable, conlleva en el noviazgo, a la posibilidad cierta del embarazo, y su explosiva consecuencia en derivaciones. O cuando ambos, estando –simultáneamente- de novios con otras parejas de pronto se produce este sucedáneo no deseado.

Entre tanto en el escenario social –conyuges- que accionan separadamente fuera del matrimonio, corren igualmente con tamaño riesgo que hay que asumir de inmediato, incluso con desembolso metálico, sin olvidar consecuencias, como alguna venérea, igual que en la vida activa promiscua de fracciones cada vez mayores que se estimulan con alcohol y drogas.

Por allí aparece el miedo “de que mi conyuge me sea infiel”…¿y yo?...¿que soy: impoluto?.Recuerdo un refrán ladino que reza; “MIEDO TENDRÉ Y BUENO NO SERÉ”

No hay el mínimo deseo de escandalizar, sino señalar la pesadilla con insomnio y opresión de pecho que deviene de un acto de entusiasmo pasional irreflexivo e incontrolable que a todos nos puede acontecer por enfrentar la interrupción, con riesgo de vida, de un embarazo no deseado, una venérea o una ruptura, no siempre civilizada, desencadenando amargas secuelas.

Entonces aquella relación, que inicialmente, recibimos como un premio celestial, dulce como caña de azúcar que emana de un cuerpo escultural, y una integración con “esa alma tan afín”, descarrila y se troca en aberrante hiel.

Otras veces, estando a solas con nuestras remembranzas, casi siempre, emergen reproches y hasta percibimos apariciones científicamente absurdas, deformaciones del pensamiento, que se hacen persecutorio memorándum de remordimientos. Y hasta nos ampararíamos en la espiritualidad, haciendo vanas promesas, que sinceramente dan escalofríos.
Ahora es tiempo de entrar en el campo de la realidad, así cuando estamos “mayorcitos” entendemos: “ que aquello que era moralmente inaceptable, en pos de lo que pugnábamos, ahora es físicamente inalcanzable”. ¿Para que seguir evocando al galán que fuimos?.

¨Por eso es que comenzamos a acorazarnos en la melodía que encanta el alma, apelamos al talento creativo que nos identifique, al ingenio para seducir con una sonrisa, a una pulcra cortesía –cosa que como viejos zorros, aceptemos perder el cabello pero no las mañas—nos comprometemos con las festividades, nos hacemos mas refinados, nos parece mas armoniosa la naturaleza, sin exagerar nos recostamos sobre místicas posibles, nos hacemos dueños de paciencia y tolerancia –no nos queda otra- sumándonos sin pelear, mostrándonos ajenos a toda intransigencia con la gente, en fin… comprender para que nos comprendan

Pero… eso si en la vida todo es sexo, cada uno de nosotros es su producto, y sin pasión de nada vale el amor.

Jfa 22-08-2010

viernes, 13 de agosto de 2010

EL MIEDO DE LOS VALIENTES

EL MIEDO DE LOS VALIENTES

Estaba sentado en el amplio hall del loft reciclado que ocupo desde hace 6 años, frente mío un doble espejo biselado, que de alguna manera, me hacia recordar, como en un film pasajes de mi vida; entretanto en la diestra un vaso de whisky en las rocas, y pensaba…

…era, nada menos, que la aventura transcurrida de mi vida, donde evocaba, el feliz transito por las aulas primarias –el guardapolvo blanco, el moño azul- el cielo pueblerino, tan diáfano, surcado por los vuelos raudos de las aves.

Luego Buenos Aires, la urbe inmensa que te atrapa con sus veredas rápidas y sus cordones y alcantarillas que te muestran una gran ciudad creciendo a mordiscones; y entrando a la pubertad ese crítico instante en que desborda el primer amor, sentir que te hierve la sangre y querer llevarte todo por delante. ¡Que momento!

Siempre el condimento preciso del sabio consejo de mi padre monitoreando el camino, hasta el momento en que se acerca el anhelo de emanciparme comercialmente con mi titulo de Técnico Químico y alguna faena extra, porque golpeaba fuertemente el corazón frente al Registro Civil… y firmé muy joven.

A los seis meses reaccione al primer miedo, frente a la responsabilidad del hogar constituido, que amenazaba con naufragar porque me obnubilaba el compromiso asumido, previendo entonces, que me faltaban rudimentos, sin embargo de cara a la verdad los supere airosamente para poder frecuentarme con los triunfadores.

Después, que les voy a contar de después… cuando llego la prole, todo fue felicidad y esfuerzo, claro, para cimentar el hogar y por cierto los espectros de acción se ampliaron, los chicos crecían, estudiaron, fueron profesionales universitarios, ley de vida siguieron sus caminos bajo nuestra cariñosa cercanía.

Creíamos tener todo controlado, pero…siempre hay un pero, cuando finalmente deberíamos estar tranquilos, avizorando el futuro amparado en la utopia esperanzadora, nos topamos con la realidad de nuestros ancianos padres, que dependen en su condición de “clase pasiva” de magros emolumentos a todas luces insuficientes.

Todo este panorama en medio de una sociedad que lucha y no se detiene, que obviamente apunta a superarse, pero se olvida de los “amados abuelos”, transformados así, en una entelequia, que los condena a una caprichosa, supina y canallesca omisión inhumana que los sume en la angustia.

El miedo nos campea otra vez porque ellos se sientan naturalmente lastimados, cada uno de los cercanos por los lazos familiares y el afecto los vamos a sostener…pero no es justo que ellos decaigan en su auto estima, por un Estado que declama y no los cumplimenta debidamente, haciéndolos cautivos, enclaustrados en su impotencia, hacia su destino inexorable con el recurrente miedo y su invariable dignidad

JFA 12-08-2010

viernes, 6 de agosto de 2010

inquietud y utopia

INQUIETUD Y UTOPIA

“EXPERIENCIA ES LO QUE OBTIENES
CUANDO NO ALCANZAS LO QUE QUIERES”

De pronto, uno puede pensar, por ejemplo, que es posible que el entendimiento, se asemeje, a veces, al baño caliente que disfrutamos en la época invernal donde el vaho del agua humedece la luna del espejo, tal como si lo cubriera con un velo, y es preciso aguardar a que se disipe, esa patina neblinosa, para volver a vernos en el cristal y aclarar, conjuntamente, nuestros pensamientos.

Esto claro, convencidos que no estamos huyendo de nosotros mismos, sino que buscamos serenarnos para que la armonía concilie con el verdadero yo.

Es como la disyuntiva que nos hace suponer la puja que sucede, el medio que invade cualquier fantasía romántica, relacionando la pasional rosa roja con el varonil nardo blanco.

Pero veamos: la rosa es femenina, inquieta, bellísima trepadora aromática, erizada de formaciones espinosas, de cáliz y corola simétrica, que enamora a primera vista, pero no solo eso, así también exhala un perfume, único, peculiar que lo envuelve todo. Vamos… para poblar una mesa –adornándola en rojo- de amor y pasión.

El nardo, entretanto, es masculino, un poco mas rustico con su impronta varonil de perfume fuerte un tanto “penetrante”, agradable como su naturaleza y recién cortado es un código lucido en el ojal del varón en señal de otear la aventura galante.

Entonces, a manera de hilo argumental, es probable llenar, en la continuidad del pensamiento en el imaginario utópico, que se nos ofrece, advertir páginas bellísimas impregnadas de color, música y erotismo de los amantes.

¿Quién puede ser tan duro para no conmoverse con los sentimientos que funden a los seres humanos, que siempre soñamos, anhelamos y empero –timoratos- no nos atrevemos a alcanzarlo?.

Allí es cuando el alma torturada se hace un pañuelo estrujado, parece como que ésa humedad nerviosa de las manos la deshiciera totalmente.

¿Cómo clausurar el corazón que esta inquieto?, y quiere gritar –a veces- la humillación padecida, que experimenta o ese desprecio lacerante aparentemente sentido, mordiéndose los labios, para silenciarlo, momento en que podría apretar una rosa, hundiendo sus espinas en la carne, hasta sangrar, y en medio de tanto dolor ni siquiera sentirlo…

…Y a pesar de todo, sin mirar para otro lado, olvidando al amor, antes bien insistir e intentarlo, volver a lucir el nardo en el ojal, sabiendo que será un sabor diferente, de aquel otro romance que no fue, y aun permanece indeleble. ¡Es la vida!

Cuantas veces… el corazón se extravía… se pone como loco…porque no puede olvidar aquella “dulce metedura”, que lo mantiene alerta, debe seguir adelante escuchando a su instinto, que no se entrega al ostracismo.

Hasta que vuelva a ser tiempo para que las campanas del mundo entero doblen a arrebol, acariciando las almas con sus angelicales melodías, mientras, finalmente en el cielo, bandadas de pájaros azules inflaman, con la musicalidad de sus gorjeos, a los corazones.


JFA agosto 03, 2010.-