miércoles, 4 de marzo de 2009

PERO...

PERO.....
( una llave, algo inherente a ella)


A B





Edgardo era un mujeriego empedernido y no cejaba en sus intentos de conquistas de su debilidad: las mujeres.

Casualidad o destino se trabó con una bellísima morena, Margarita, que no llegaba a los 30, mientras que él, sumaba mas de 5 décadas.

El trámite fue rápido. Convinieron una cita que concretaría la impronta que prometía un lúcido encuentro con atisbos de fogosidad impredecibles.
Pero.... siempre hay un pero, cuando por un lado estaba todo aceitado, por el otro, ella imponía que habida cuenta de sus compromisos contractuales no podía exhibirse y requería discreción y privacidad.

Edgardo tenía que resolverlo ¡ ya ! . Estaba con su ceño fruncido cuando se topó con Rogelio, que lo conocía, cuando le acontece algo, sin necesidad de oírlo hablar por eso atinó a preguntarle si tenia algún contratiempo.

Su amigo le referencio el avatar a eludir y Rogelio se lo resolvió hipsofacto: ¿eso es todo? le espetó. ¡Si! dijo secamente Edgardo.

Rogelio puso displicentemente la mano en uno de sus bolsillos y cual mago que aparece de la profundidad de los espejos extrajo , mágicamente, una llave explicándole que había arrendado , para él, un nido a propósito de sus quehaceres sentimentales, amueblado discretamente, con espejos en paredes y cielorraso, juego de luces y música funcional.

Sin embargo quedaba una explicación adicional de cómo usar la llave. De un lado “A” abría, pero para salir y cerrar correspondía accionar el lado “B”.

Convenidos los más mínimos detalles la pareja se encontraron para ir juntos en pos de la acción imaginada. Pero..... hubo otro pero, esta vez insalvable. Arribados que fueron “al nido del amor” la llave no accionó para entrar. Pensó Edgardo ¿me equivoque? con el lado “A” . Trato de usar el extremo “B”. Nada, fue también fallido.

Su cabeza latía desenfrenadamente, amenazando con estallar. ¡Que papelón con la nueva conquista! Y..... no hubo nada que hacer.Solo caminaron y se animaron a sentarse en un café, sin hablar, profiriéndose mudos y recíprocos reproches:

EL: (para sus adentros) “con tan tas vueltas, que tenés ¿qué sos un carrousell infantil?”.

ELLA: (para si, como respondiéndole) “Y... si no sabes ni abrir una puerta “¿qué queres?.

Se separaron prometiéndose mantener las expectativas para solucionando el inconveniente volver a encontrarse.

En el momento en que Edgardo le llevo a Rogelio la devolución de “la llave” , este, le dijo “ ya se, no me digas nada, se te nota, estas abrumado por tu éxito”.

¡No!. Para nada. No pude acceder porque la llave ni accionó ni abrió la puerta.

¡Salí dejate de chistes! Ni me lo digas porque no te lo creo. Tanto que presintiendo tu atolondramiento del momento te había dejado la puerta sin llave. ¡Despistado! Solo tenías que girar la perilla y empujar.

Solo se sintió un golpe seco. Edgardo, desvanecido, cayo redondo al piso. ¡Ah el amor no consumado...... consume!

Jacques Farji Abulafia

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