jueves, 19 de febrero de 2009

ALMA EN PENA

ALMA EN PENA

(“Basta que alguien me piense, para ser un recuerdo”)


Corría el mes de junio, ya se habían iniciado las épocas de bajas temperaturas, con vientos que son un castigo, y la noche oscura, dramática, que lo envuelve todo.

Don Zoilo, hacia 15 días, flaqueaba con su salud quebrada.

Era un hombre de la zona, muy apreciado, no tenía una amplia cultura, pero la suplía con “esa universidad” que da la vida, cuando uno no pasa las horas despistado, sino con tino y solidaridad acercándose a los demás para compartir, sin egoísmo, lo que fuese: una palabra, una sonrisa o un pedazo de pan y queso.

Tenía una gran contra, su soledad, los hijos emigraron allá por el 76, en épocas negras de la dictadura, y su suerte fue diversa. El no habla mucho, por no decir casi nada del asunto.

Con sus 65 años, ya lleva 5 de viudez, y eso no fue sencillo; paulatinamente se ha ido desmejorando.

Estamos hablando de la noche del “Día de la Bandera” 20 de junio, como nunca el sonido del viento, de una noche casi de invierno, no dejo de colarse por todas las ventanas, puertas y resquicios de las casas del pueblo.

Solo al amanecer amaino esa suerte de ventisca y temporal.

Cuando los vecinos, inquietos, se acercaron a su casa, ya don Zoilo se había cortado camino solo, para aliviarse, partiendo para encontrarse con “su patrona”.

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