viernes, 27 de febrero de 2009

PENTAGRAMA

PENTAGRAMA

Tras escuchar un fondo musical con
arpa escribir el texto que la melodía
sugiera.

1
Al accionar la cassetera una galopera movilizante inundo el espacio que me sugería a un hombre fuerte, que asiéndola, bailaba apretando el talle de una muchacha donosa, de ojos chispeantes, que no obstante, se ruborizaba a cada vuelta que la cadencia de la melodía le provocaba.¡Cuantas fantasías que caían como la música en cascada!.

2
Y siguieron las entonaciones de un arpa ágil que volvía a reunirnos en la celebración estrecha y familiar de un pueblo humilde, sufrido, manso apegado al culto de “la pacha mama” y por eso obstinado, sobre los surcos de los algodonales y plantíos de quebracho, en medio de esa tierra rojiza que agregaba un tono pasional a un conjunto único, querible y tan, perfo tan inolvidable como las notas que bailaban en el alma.

3
De pronto los arpegios se hacen cadencia, es como el río que canta con la suavidad de la mentada Anahi, a la sazon homonima de mi nieta más pequeña, una señorita espigada. Alegre y tan proclive a la musicalidad como aquella que anida en su interior y le brota de los poros, es tan dulce la música que llena el aire de sortilegios que uno ya empieza a desear que no concluyan, ya impregnan dentro nuestro, nos pertenecen, son alegre manantial.

4
Ahora la música imprime velocidad y reiteran sus notas ese deseo de compartir, abrazar, sentir y ¿Por qué no? Amar, claro, ¡si estamos vivos que caramba!.

Una vuelta más, otra y otra ¡Que bello se hace vivir! ¡Si para vivir así, se hace necesario mejor seguir viviendo!.

5
Presumo que entramos en el embalaje final, nos acompaña toda nuestra sangre, esa que moviliza la mente, el cuerpo y el corazón, es que esta forma de sentir jamás te permitirá anquilosarte, permaneceras joven y cuantas más vueltas y vueltas demos nos otorgan la dulce sensación de volar vivos disfrutando de este placer, casi milagro.
6
Entrando en la 6° variación musical se serena el alma tras tanta agitación, entramos en un remanso, es de un río que nos acaricia mientras nos embelesa deleitandonos como n o lo habiamos experimentado hasta aquí.

Otra vez Don Eugenio está en lo cierto. Ha sido memorable experiencia.

Y, cuando la música se detuvo, se congelaron las imágenes.-



JACK

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