FLECHAZOS
NECESITABA DECIRTELO...
Tras muchos, muchos años sin emociones, atrapado –como tantos- por la dinámica que supone la contracción al trabajo , y una disciplina obstinada por la subsistencia, un día –como tantos otros- se interrumpió aquella rutina a la salida del correo, ¿recordas?.
¡Esa puerta giratoria!..... que se atascó , y fuimos disparados como flechazos de Cupido , cuando de improviso, nuestros ojos se encontraron.
- Lo siento, te dije.
- “Ud. No tiene la culpa”, me respondiste, mientras la comisuras de tus labios dibujaban una cierta sonrisa, que luego me supo a red atrapante.
Al día siguiente –estaba escrito- nos volvimos a encontrar, pero ya avisados, accedimos con cuidado a la calle, y nada pasó.
Bueno…….nada ¡no!, porque me atreví y te invité a tomar un amistoso café que aceptaste con delicado mohín; era una relación que nacía para fructificar, y que nuestras mutuas obligaciones contractuales minaron de dificultades crecientes.
Uno de esos días, quiero decir, en los que hay menos paciencia y se superponen las urgencias, y a manera de tormenta la impronta de una desinteligencia enfrió inopinadamente lo nuestro.
Ya no vale la pena discernir si fui yo o si lo provocaste vos. Sinceramente son esas cosas que nunca debieron acontecernos. ¡Necesitaba decirtelo!.-
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