viernes, 27 de febrero de 2009

"NO HAY MAL QUE DURE 100 AÑOS NI..."

“NO HAY MAL QUE DURE 100 AÑOS NI....”

un textoo donde exista un
condenado a cadena perpetua.-



Hoy franqueado por savia nueva y vivificante , me inspiran , aquellos cuentos donde el protagonista vendería su alma al diablo, y bebiendo su propia sangre, como un vampiro, en una suerte de auto terapia liberadora, que me permitiera acceder a una reiterada experiencia , de mi pasadas vivencias, antes que el arpa celestial, inexorable, absorba las cuerdas deterioradas de “mi guitarra”.-

Es que no obstante mi dilatada trayectoria, con el privilegio de haber vivido en esta urbe importante, como que fue y aún lo es, una de las más visitadas del mundo, este Buenos Aires querido, los vientos de avatares sociales, salpicándolo, nos han ensuciado a todos, y hoy nos ofrecen esa impronta nebulosa que nos hace pensar donde estamos parados ,y cuales han sido nuestros logros.

No voy a omitir la cuna, limpía, que nos otorgó el sello en el orillo, para siempre, ¡en buena hora! El desarrollo acorde de nuestra parábola existencial: escuela, pubertad, todo un carnaval de expectativas, en medio del carrousel de la vida donde elevamos un nuevo nido, el nuestro propio, pleno de ilusiones y ensueños presididos por desbordantes fantasías.

El ciclo se va cerrando, antes llegaron los “polluelos” que felizmente vimos crecer custodiados, como nos enseñaron nuestros mayores, con celo y dedicación. Salieron inobjetables. Por fin, los dulces nietos iluminaron, con sus gracias, nuestro incipiente” jardín de otoño”. Todo debería sellar nuestras expectativas pero………

Si, claro, nos preocupa la inseguridad, la carencia de futuro positivo, la perversa globalización que nos asfixia con el “hombre lobo del hombre”, y nos hace pasajeros miserables “condenados a un suplicio perpetuo”, con estructuras maquiavélicas, que nos acotan y enmarcan impidiéndonos evadirnos.

Confluimos en la comprensión de que somos “clase media”, esas mayorías en descenso –sin paracaídas- creciendo en negatividades desconcertantes, porque evidentemente no triunfamos, seguimos configurando esa carne de cañón, masas amorfas transpirantes, esforzadas que van consumiéndose sin prosperar, en el mismo lugar, ¿para que?.-

Entonces aflora nítidamente el vocablo libertad, ese que solo se valora cuando se pierde, y simultáneamente surge la imagen del pueblo natal donde lo teníamos todo: gente buena, sencilla, mar en la playa cercana, el cerro, la chacra experimental, las Islas estivales en el Río Negro, trabajo, escuela ,compañeros de chicos y chicas, la plaza, ¡ah! Y la estación del Ferrocarril.. Los riesgos eran casi inexistentes pero……había que pensar en el futuro, progresar, ir en pos de la modernidad de la gran ciudad , pero como todo pertenece a la orbita de la Condición Humana que detentamos individualmente y que la hacemos más notable en la pluralidad , hemos obtenido este balance preocupante
.
Una y otra vez nos olvidamos de las sentencias de gaucho Martin Fierro “conservate en el rincón donde empezó tu existencia…..” volando del nido tras falsos oropeles.


Es que solo nos sentimos fuertes triunfando. Pero….. fracasados: ¡ adios autoestima!.

Solo nos queda la utopía, aquella de los sueños reparadores, a los que por suerte y nuestra bendita obstinación no renunciamos, tratando de mitigar este tramo pesado e indeseable de un anclaje que padecemos desde el “síndrome tequila”allá por 1994 – casi 10 años- ¡ fuerza coraje, solo nos faltan 90!.-

J f a

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