jueves, 19 de febrero de 2009

PROFESIÓN: AUTOR

PROFESIÓN: AUTOR
HOBBY: COLEC.SONIDOS
MIEDO: A LOS CHICOS
LUGAR DE LA ACCIÓN:
ÚLTIMA PAGINA DEL LIBRO.

EL ROMANCE DEL ESCRITOR CON LA
LITERATURA SE ASEMEJA AL DE UN
ENAMORADO QUE PRONUNCIA ESOS
VOCABLOS APASIONADOS, MUSITADOS,
A TRES MILIMETROS DEL OIDO DE LA
JOVEN ADOLESCENTE QUE ANHELA. Y
TIENE ESE HALO ENVOLVENTE DE LAS
ESCENCIAS PERFUMADAS INCOMPARABLES.-
JFA


Siempre pensé, que para practicar el arte de jugar con la palabras y llegar a ser eso que se denomina: “autor”, hay que adicionar a la creatividad original, una capacidad de amar a quienes dirigimos nuestra produccion.

Por esto, para ilustrar, si se quiere, el texto gráfico, lo envuelvo todo con esas melodías maravillosas, que cuando nuestra alma esta templada, nos parece advertir, conteniéndonos, que quisiéramos empapar cada vocablo, cada letra, conque nos transferimos al lector.

Pero........ cuando ese lector es un chico, me entra ese miedo, inexplicable, no a ellos, a esos bajitos geniales, que nos sorprenden con cada una de sus ocurrencias llenas de una chispa y una pimienta, sino a fallarles en sus dulces expectativas, que es pecado defraudar.

De allí, que si de alguna manera, estamos obligados a hacer docencia, deberemos medir acabadamente, que es, lo que les vamos a referir, cosa que frente a un adulto es diferente.

¿Porque es diferente?. Pues porque el adulto discierne y dice: es bueno o es malo. El chico quedara con una suerte de interrogantes (¿?) en su cabecita a la que no haríamos ningún favor al confundirlo.





Recuerdo como nuestros mayores, sin ser escritores, pero encarnando personajes de la realidad, escribían páginas de vida con esos ejemplos de mieles, que derramaban a raudales, en cada palabra o en cada gesto para sus nietos frente a los que hacían cualquier malabarismo noble para ganarselos.

Entonces, bien que comprendemos que al llegar a la última página, solo alcanzaremos satisfacción si con lo que les entregamos les arrancamos un gesto de asombro en sus ojitos noveles o que se lancen a nuestros brazos, apretándonos muy fuerte, con una satisfacción idéntica a la nuestra, salvando las distancias, al final de un film que nos encantara.

El actor se nutre del aplauso de su público, que es su alimento, el autor, entrara en estado de gracia triunfal, cuando sabe que a solazado a su lector.-



JFA

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