NOCHE DE LLUVIA
LINYERA:
ATADO EN EL QUE GUARDAN
EFECTOS PERSONALES.
ATADO DE ROPAS.
Introito
Todos aquellos que no nos sentimos
realizados anhelamos destinos felices,
altos cargos, triunfos sin fin.
Esa es la apetecible utopía, que luego
se antepone con la crudeza de la realidad.
Siempre el hombre afronta la lucha contra
viento y marea, piloto de tormentas, protege
el monitoreo de la parábola de los suyos.
Pero una vez, ante una valla insalvable los miró
a los ojos, y no obtuvo respuesta, simultáneamente
sentía como las pupilas se le humedecían.
Entonces quedó atrapado en medio del vendaval,
ese que lo devino en linyera, con la única
compañia de su fiel can, sólo un mero animal.
CONCLUSIÓN
En medio de los efluvios de su amargo disgusto, lucubraba aquel linyera: ¡AH si yo pudiera expresarme y volcar este mensaje que siento, cuantas cosas quisiera decirles a aquellos que se quejan invariablemente de todo.
En invierno, se desvanecen, diciendo que aman la calidez del verano, y cuando arriba en estío añoran el frío gélido que se avizora en las postrimerías del otoño.
Aun hay otros menos tolerantes, que teniendo techo, se lamentan de una circunstancial gotera, o por unas pocas horas en que acontece un corte de luz, o que el ascensor no anda, y quienes disfrutan, felizmente, de su pareja, estas saturados de ella, y si poseen la bendición de estar rodeados de retoños los sufren como una pesada carga. Ni hablar de la rutina cuando no nos la podemos sacudir y lo socava todo.
Todos ellos son los que escapan al verme, me eluden, sienten repelencia hacia mi cercanía, mucho me reconfortaría, si por lo menos, bucearan en sus interiores como para ver si sus sentimientos están más limpios que mi sufrida epidermis. Con la que de día o de noche, con frío o transpirando me encuentro a la intemperie, donde mi alma lacerada sufre por sus circunstancias.
Los interrogaría a ver si saben ¿que es hacer esguinces para que las autoridades no me detenga por vagancia?; ¿acaso alguien sospecha mis cuitas?. O ¿solo me caben sus sospechas y miradas despectivas?; ellos ni siquiera intuyen mis penas, porque en verdad las tengo, ¡claro que si!.
Más todavía cuando recuerdo que fui médico, y que tenía renombre pero que una mala praxis, compartida, me llevo a este infortunio. Esos avatares concurrieron para que mi esposa se enfermara, grave muy grave, atendida con ahínco no fue óbice para que dejara esta vida. Mis hijos no me han perdonado. Acongojado, melancólico, en silencio gire sobre mis pasos, alejándome del hogar y de todo...
Así sigo en la bruma de mis sentimientos, hechos añicos un porvenir inexistente, solo Toby -convertido en perro vagabundo- como yo, no quiso alejarse de mi y quizás ni se vaya, no lo haría, estoy convencido que algunos animales tienen mejores sentimientos que muchos humanos.
Para colmo los finales de este invierno me están persiguiendo con copiosas lluvias, inundaciones y granizo ¡que tal?. Y como si esto fuera poco una pobreza franciscana que crece apoderándose de todo. Antes había otra voluntad: alguien te tiraba un mendrugo, ahora ni eso se puede esperar, no los hallo entre los residuos que arrojan los vecinos ni en los recipientes de recolección de las autoridades municipales.
¡Otra vez! ¿No puede ser peor?, me pregunto, pero es que llueve a cántaros, estoy aterido de frío, me duelen los huesos, no tengo donde ir ni con quien estar, reducido a deambular por la solitaria y desnuda calle que aun estuviera repleta, no lo sería para mi, un indeseable y sucio linyera la experimento cada vez más hostil, exhacerbando mi emocionalidad, que como escuchan consuma su engaño que mantenga la poca auto-estima residual parafraseando; “Linyera soy, recorro el mundo, no se por donde vengo ni a donde voy”
JFA 04-11-2008.-
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