viernes, 12 de junio de 2009

UNA PALABRA MÁGICA: MADRE

UNA PALABRA MÁGICA: M A D R E

”Hay cosas que no pueden decirse
sino besando...porque las cosas
más profundas y las más puras
quizá no salgan del alma si no
las llama un beso”
(MAURICE MAETERLINCK(1862-1949)
DRAMATURGO BELGA).


Hoy, cuando la magia de la palabra se tergiversa de mil formas aviesas, acomodando impunes conveniencias, reiteración de la inconducta humana que oportunamente le hizo
sentenciar a Otto Von Bismark (1815-1998) –el llamado- Canciller de Hierro: "Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería".

Entonces, por eso, hay una palabra verdaderamente mágica, que no se puede usar, con torpeza, en vano, sino contrariamente con la unción del más encendido creyente o con el fervor del más absoluto agnóstico: el de MADRE.


Ella nos dio la vida, arriesgando la suya, sin meditarlo siquiera.
Ella nos acuno con amor infinito. Solo para hacernos felices.
Ella nos amamantó con ternura envolvente, absoluta.
Ella nos hizo valer, poco a poco, por nosotros mismos, con atento cuidado.
Ella nos vistió con atuendos principescos, de donde emanó, ésta auto estima.

Ella, si no era físicamente bella, no importaría; si era como la mía, tan hermosa, de la que viví prendado toda la vida, y aún hoy la tengo entre mis ojos, acariciándola ¡yo! Aquí y ahora con mi alma, impregnada de dulces remembranzas.

Ella que rió y lloró con nosotros, cuando se fue el 19 de diciembre de 1999 a las 17.10Hs, el mundo pareció temblar, fue un rapto, un relámpago el que dilató sus pupilas, como si quisiera volver a contenernos, abrazándonos, pero no pudo, y entonces partió.

Ella empero, siempre está conmigo -me llamaba con un nombré único-Yakuni- que solo ella pronunciaba, con sublime cariño, como a cada uno de sus hijos.

Nos hacia manjares rebozantes, como aquellos ravioles generozos de seso (x), que amasaba cada domingo, con tanto gusto, para la mesa familiar, que rodeábamos integrados bajo sus alas.

Estaba tan orgullosa de sus hijos, y sus labios exultaban, su pasión, cuando hablaba de nosotros, por eso está aquí, nunca se irá, nosotros iremos a buscarla, para abrazarnos mutuamente, donde nos aguarda.-

JFA 09-10-2007

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