lunes, 15 de junio de 2009

LOS FANTASMAS

LOS FANTASMAS

RACONTO MULTIFASCETICO

A la casa, mi domicilio, av. Pedro Medrano 1199 un petit hotel de sub-suelo, dos plantas y terraza de unos 84 metros cuadrados cada una, parece que tuviera “otra u otras vidas”, una, la que compartimos todos, y otras la de los sonidos, ruidos, demonios, fantasmas, pasos que se acercan y luego se pierden...¿que catálogo verdad?.-

Momento en que no podemos impedir, que las naves, con pensamientos sobrenaturales, surcando por él, invadan nuestro interior impregnándolo de justificadas sospechas.

No es extraño que se me ocurra –nada mas que por intuición- que en este mismo predio donde está el edificio han quedado, subyacentes, resabios de sucesos, hechos y vaya uno a saber que diversidad de vivencias han acontecido, ni siquiera cuantas familias la habitaron antes que nosotros. ¿Como serian?. ¿Cual su comportamiento con el vecindario?.

De manera que, esto último, lo salí a indagar entre los memoriosos del barrio y es curioso como se va armando la historia que se me hizo jugosa. ¡Ahora verán!.

Esta construcción tiene una antiguedad que data desde 1935.- Antes era un conventillo, hay que remontarse a la época para imaginar las paredes de ladrillo sin revoque, a medio blanquear, las puertas –que casi no se usaban- semidestruidas, y árboles añosos sobre Medrano y sobre Gorriti –interesante detalle- en la esquina donde esta la propiedad.

Ahora bien una vez derrocado el conventillo, se elevo –allí mismo- el petit hotel, de marras y fue ocupado por una familia adinerada, con un detalle: cuando hacían asados, y era frecuente, los señores conchababan –para que lo hiciera y sirviera- al encargado de la pompa fúnebre de enfrente –haciendo cruz- hombre gordo y bonachón, amable como su mandamás, ambos en los brazos del Señor –desde hace una década, claro alguna memoria propia me queda ya que me establecí aquí en 1977. Claro, ¡Cuantas remembranzas!.

Por eso recuerdo que por entonces, un domingo soleado conduciendo mi flamante segundo Ford Falcón, circunstancialmente de paseo por allí, donde divisé un cartel: “¡se vende!”.

Momento en que yo tenía vivienda en un departamento de Yatay y Rivadavia, que usaba simultánea y modestamente de oficina familiar para ventas bibliográficas donde me ayudaban mi esposa y mi joven hija, el varón era muy pequeño. Y un deposito separado en la calle Boedo 468, lo que no era funcional para nada, a pocas cuadras pero había que correr de un lado al otro. ¿Como para volverse loco?... bueno...más o menos.

Mi esposa no quería ni detenerse, insistí, o más bien estacione y bajamos a verla, parece que el destino así quiso que fuera; en su interior ya funcionaba un hotel de 13 habitaciones, y ahora podría centralizarlo todo. Me salió bien, aunque no de inmediato, ya instalados, siempre surge un pero.. ¿qué otras sorpresas me aguardarían esta vez?.

Escuchaba mi fino oído, estando solo –cosa que jamás rebelé a mi familia- ruidos extraños, si estaba sentado en la cama, hasta se me hacía que se movía. Igual que si se sentara alguien a mi lado –sobre el colchón- pero claro era invisible...si escuchaba radio o miraba TV me sucedía que creía advertir pasos en las otras habitaciones, ora acercándose a mi, ora alejándose...¿Y el peligro de enajenación?...latente, naturalmente.

A estas alturas debo añadir –salvando las distancias- como si fueran ingredientes en la receta de un postre, que enfrente, como yendo para Santa Fe hay ahora una casa de tres pisos, antes era una carbonería. Me apuntan que de un italiano, y en una sala grande –a la calle- vivía una familia zingara cuya gitana mayor era la reina de ese clan. A la sazón fabricantes de cacerolas de aluminio y de cobre.

Veamos entonces: una carbonería que me hace ver todo negro, la cercanía de la casa de sepelios y una reina gitana de cuyos gestos y profecías uno teme que quedaran anatemas impensados de contenido y volumen. Coincidirán conmigo que todo era complemento para aumentar cierta angustia. ¿Que si estaba preocupado?. Si pero permanecía callado.

Enfrente –hacia el oeste- El Restaurante “La Rinachente” de la amorosa familia Insua un matrimonio de gente tesonera y ejemplar como nunca he conocido tan adicta al trabajo, haciendo eso si cocina casera “como para chuparse los dedos”, y para nada cara, dos hijas notables, universitarias, ayudando a sus Padres desde las 8 a las 18 hs.- ¿Se puede creer?. ¡Si! fui testigo, es así, parece Argentina “año verde”.

Quiero agregar como miscelánea que, en épocas pretéritas, cuando tuvieron que luchar contra los roedores -otro motivo de alarma- se habían agenciado de un animalito llamado hurón, que era un gran cazador; más con el tiempo el susodicho trababa relaciones sentimentales con sus perseguidas y se hacían pareja. El sexo lo puede todo... y hacían el amor y no la guerra..¿Que experiencia notable, no?. ¡Si! ¡si! en verdad.-

-Bien. No lo dude más llamé telefónicamente, urgente, con mi pedido de SOS al encargado de atenderme los servicios esenciales: luz-gas-agua-calefacción, refrigeración, tanques, cañerías, centralita del los teléfonos, red de computación en fin...todo.... ¿No me iba a quedar de brazos cruzados?.

Pero veamos las conclusiones:

En la terraza están los tanques de agua, 2 de 1.000 litros cada uno, y otro más pequeño –suplemento- de la bomba que ayuda a alimentar el agua de la caldera, que acciona la calefacción, este se había fisurado, una corriente de aire circulaba en su interior y los ruidos provendrían de una suerte de eco, que resultaría ser el factor de ese entuerto ahora aclarado. ¿Pero era verdaderamente así?.

Desde luego que no. Todo este dictamen fue descartado rápidamente. Recalando –ahora las sospechas- en el viejo árbol de la esquina frente al petit hotel, cuyas raíces se aferran a las cañerías, entran por debajo de la casa y la quieren abrazar con afán protector para afirmarla, para hacerla más inseparable, y claro, los técnicos te dicen: el edificio “trabaja”, quieren decir que cada momento el trafico pesado callejero, los vientos, que lo hacen oscilar, todo, todo-la propia construcción- tienen una acción de “acomodamientos” sistemáticos que son los autores intelectuales y materiales de todos los hechos relatados. Doy Fe. Archívese.

Mientras tanto nuestras propias fisonomías van mutando en función de la armonía con el paisaje, donde la modernidad, que no se detiene, nos sume en profundas dudas

Por ahora a dormir tranquilos y que Dios no nos deje de su mano generosa. ¡Amén!

¡AH!...hasta el próximo ruido...les informaremos...

JFA 20-05-2009.-

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