viernes, 22 de mayo de 2009

Recuerdo temblorosos

Recuerdos temblorosos

En nuestra latitud, aquel invierno, se venia demorando con exceso, si salías al balcón, notabas que hasta las plantas estaban desorientadas; que el recalentamiento global, que la tala indiscriminada de bosques, que desata la armonía del medio ambiente y provoca inundaciones; o desafiar al océano robándole arena, para que luego la mar enfurecida, venga a recuperar lo que le quitamos para construir casas y caminos.

Ya venía preocupado hasta aquí, y de pronto el tiempo que se actualiza con meteoros reiterados en lluvias y tormentas repetidas, anclados como estamos, en un día gris, donde una masa de aire frío nos envolvía como un manto que me sabía a melancólica tristeza.

Habían pasado muchos años de la niñez que nos quedaba en la retina; la arrolladora pubertad –de otrora- mantenía la memoria del primer noviazgo indeleble. Y luego la constitución de la familia, donde amante incondicional, produjo tres retoños, dos varones y una mujercita-mi debilidad-.

Los años corren con la velocidad del sonido, siempre dedicados a la dulzura reparadora que se obtiene en el ámbito del hogar, donde aquellos hijos crecen, y ley de vida, hacen sus nidos y allí nacen los nietos: “esos que son hijos de mis hijos, dos veces mis hijos”. Así se va amasando la “casa grande”.-

Y entramos en la etapa del jardín otoñal, donde necesitamos que todos lo entibiemos ahora hijos y nietos son llamarada.

-Pero no se, le dije a mi compañera de toda la vida, siento que esta tarde de lluvias y relámpagos, vos y yo aquí frente a la ventana pasa frente a mis ojos, como una película un film de nuestras vidas veo desde el jardín de infantes de nuestros hijos, y antes todavía tus temores cada vez que tuviste que asumir el alumbramiento de sus llegadas, y yo que no sufrieras, no fueron fáciles, si me pegaba la cabeza contra la pared... y luego el regalo inmenso y contenedor de verlos hermosos, hijos del amor. De nuestro amor

Entre tanto las épocas cíclicas de enormes dificultades económicas, que hubo que pasarlas, para lo que me ayudaste en todo y yo contigo. Pero una de cal y otra de arena: tuvimos, todos juntos, vacaciones inolvidables.

Pudimos con el tiempo viajar, conocer mundo, Europa, Medio Oriente, Chile, Brasil México, y Uruguay.

-Y, agregué, dirigiéndome a ella, siempre sentí tu solidaridad, al no afrentarme, cuando en nuestros principios no podía comprarte un tapado de piel –moda en aquella época- y vos no lo aceptaba ni prestado –de tu buena madre- para lucirlo en algún casamiento; pero mas tarde cuando las cosas mejoraron te pude regalar tres, y eso lo valoro.

Fíjate lo que son las cosas, ya hace años que pasó el furor del uso de la piel –que se hizo muy onerosa- y el riesgo del robo, a la orden del día, y han quedado arrumbadas.-
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Entretanto la lluvia, persistente, seguía cayendo, ya la tarde-noche se hacía noche entrada, cerré los ojos y volví a soñar, ahora veía a los nietos, jugando en nuestro entorno, haciendo nuestras delicias...., tiemblo de felicidad, ¡como anhelo congelar la escena! Y que no se desvanezca nunca.-

JFA 19-05-2009.-

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