miércoles, 4 de abril de 2012

LA VECINA

LA VECINA

Quien escribe borda en el blanco papel su mayor fantasía, preñada de creatividad, que claro, le apetecería que llegara a satisfacción del lector para que luego, de alguna manera lo recordara.

Es que “ese” domingo 11 de marzo ppdo. Ese deporte llamado fútbol, pasión de multitudes, como esta calificado provoco en la fecha una prohibición:
Esa que hizo a Boca Juniors dejar de ser invicto después de trascurrir 33 fechas sin conocer la derrota, que esta vez le propino Independiente, paradójicamente último en la tabla de promedios del presente Campeonato (Me tomo las dos caras entre las manos de vergüenza deportiva).

Al comenzar el evento en 6´ ya ganaba el rojo 2-0, luego marco el equipo Zeneize 2-1, enseguida remonto el visitante y se puso 3-1. Así terminó el primer tiempo.

La segunda parte. Apenas regresados del descanso el dueño de casa se puso 3-2, seguidamente 3-3, preciso momento en que le espeto a mi hijo –que siempre me acompaña, tan fanático como yo- ¡mira!- le dije: si Boca nos hace el 4° le vamos a ganar 5-4.

Mi muchacho despotricaba que no podía ser que ganando 3-1, no cuidaran el marcador y de pronto Boca hace el 4°…¿para que? ¡Mamita santa!...no puedo repetir su repertorio de improperios. Así fue que trate de tranquilizarlo: mira le trasmití: ¡tendrás paciencia!...estos son chicos jóvenes y están dispuestos a transpírar la camiseta…digo…¡corren!. Tras cartón al término del tiempo reglamentario Independiente logra el 4° gol y están 4-4, el arbitro otorga 5’ de alargue, en ese lapso”recuperatorio” a los 4’ los locales pierden un gol cantado, hay una salida espectacular del arquero rojo, la toma un compañero se la cede a Farias que elude a Schiavi y al intentar intervenir el arquero se la pica por arriba es el desiderátum…

El tanto es soberbio 5-4 a favor de Independiente…un partidazo, que lo pudo ganar cualquiera pero que quedará en la retina de tanta gente sorprendida, atónita unos alegres, los otros sin ganas le levantar la mirada. El futbol es así. Pero siempre hay revancha en la próxima vez, claro.


El lunes 12, por la mañana. Me duraba ese encontrarme distendido, con las cortinas de mi dormitorio abiertas, y orondamente paseándome de un lado al otro, en paños menores saboreando, recordando y buscando en la Televisión todos los comentarios pertinentes, que siempre son pocos para un simpatizante, de pronto advierto que una vecina, de enfrente, esta observando mis evoluciones, no se, digo, quizás pensara que pasaba algo, enseguida corrí las cortinas y me tranquilice un poco abochornado: ¡que iba a pensar esa señora!.

Se hicieron las 11 y había quedado en encontrarme con Carlos el profesor del taller de Cine de Grandes Directores, un curso que es genial porque se exhibe una película, que resulta casi siempre un peliculón, y habida cuenta que el docente tiene una variada y sustantiva capacidad y conocimientos para hacerlo resulta de lo mas entretenido.

Cuando llegue a la esquina de Córdoba y Medrano él ya se había ubicado en una mesa de la vereda, hacia muy buen tiempo. Enseguida como es de estilo comenzamos a departir, hay buna honda y piel entre nosotros, oportunidad que aproveche para indagarlo acerca de si el había escrito algún libro sobre todo lo que sabe de cine, ya que tiene una fluida forma de encarar la clase, habla de corrido, no quiero decir atropellado, sino que mensura sus palabras y es tan enorme el abanico de sus conocimientos ofrecidos que me pareció una buena idea grabar las clases para desgrabar luego y hacer la parte de la literatura y sus correcciones, para ir armando los textos. Que generen un libro.

Cuando ya estábamos saludándonos para volver a nuestras casas, en eso ella: la vecina, con la que nos conocemos desde 1977 pero que jamás hemos hablado, ahora era pertinente que la saludara, Carlos había partido entonces halle el instante preciso y con un mohín que intente lo mas agradable posible, en mi saludo ella se detuvo, venia de hacer gimnasia en el Club Almagro, luego me lo comentaría, y empecé a expresarle mi pesar, ante la irreparable perdida de su esposo, un hombre tan trabajador que había continuado su empresa iniciada por su Padre ya fallecido que era un ejemplo de laboriosidad que siguieron a rajatabla con su hermano.

Comentamos los años que éramos vecinos, yo todo ese tiempo cuando me cruzaba –perdonen esta digresión, cuando le ofrecí mi pésame ella claro mostró su pena, oportunidad en que la invite a tomar un café amistoso- continuando ahora el hilo de esta temática cuando la veía, le dije, para mi usted por su andar por su presencia y su porte, siempre bien vestida y tan atildada al caminar se me hizo siempre pensar que usted era una modelo.


Claro me dijo ella pero los años van pasando, y ya no es lo mismo,- me reprimí de agregar nada porque la veía mas entradita en carnes, quizá por la angustia vivida (viuda) a veces si ingieren mas alimentos, pero al terminar, los problemas, no se han esfumado- en efecto, no necesite jamás trabajar, agrego ella con una delicadeza extrema de gran dignidad, como la dama que es, pero colaboraba en una casa donde, vestir a una mujer, era poco menos que un arte.


No lo dudo respondí, entretanto tomábamos el café, para mi el segundo, el primero fue con Carlos, como referí al principio, no se porque, si me lo preguntaran no sabría que responder. Quiero decir ahora que yo estoy de vuelta de todo a una latitud de mi vida que es mas que un cálido jardín otoñal y empiezan a aparecer las nieves del invierno, haciéndose sentir, después de verla pasar con ese garbo sin igual, y cuando-de pronto volando en mis utopias, la tomaba de la cintura- y llegando hasta el estanque de esa plaza cercana, creía adivinar por los ruidos de los patos que asemejaban como una pareja besándose, momento preciso que las hadas y los gnomos se tomaban de la mano para danzar a nuestro derredor, y cerrábamos los ojos, dueños de todas las fantasías, para que cuando al abrirlos, teníamos en la boca el sabor de la dulzura de la miel, y entretanto la realidad nos bajaba de aquellos esquicios de imágenes incomparables que la mente crea para satisfacer al corazón, cazador furtivo, siempre anhelante mientras aliente vida.

Nos despedimos en silencio, ella musito acercándose suavemente a mi rostro dejando un ¡“muchas gracias”¡ que me llego al alma, ¡ah! y además deposito en mi rostro sus labios tenuemente dejando deslizar la ternura, siempre esperada, de un beso que sabe al roce de una dorada mariposa.-¡Ah! Agrego al marcharse con su paso firme, cinematográfico de aquí en adelante ya podemos saludarnos y pararnos a cambiar ideas, cuando volvamos a encontrarnos. Y se marchó, la seguí con la mirada hasta que su imagen se perdió, igual que los sueños que solos son eso…sueños.

Que les voy a contar, esa noche no concilie el sueño hasta entrada la madrugada, la cosa fue como aquellos de que “hasta que las velas ardan”.

Cuando me desperté, mi cuerpo todo lucia como acalambrado. Las piernas no me respondían a los movimientos que intentaba, me asuste, sin embargo no dije nada, no iba a traer una extraña preocupación al hogar, despacito tome una muda, me metí en la ducha que caía vivificante, me prepare el café, como cada mañana baje a mi PC para cumplimentar mi anhelo de documentar, una vivencia, como hay tantas en la villa del Señor, ¿verdad? …Sin embargo les confieso que esta es diversa y singular.

JFA 15-03-2012

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