lunes, 6 de diciembre de 2010

EL ESPEJISMO

El espejismo
“La lectura hace al hombre
completo; la conversación
ágil, y el escribir preciso”
FRANCIS BACON

El mundo moderno nos exhibe, a despecho de sus contradicciones, no poder impedir la superación individual, preciso momento en el que reparamos que todo lo que nos sucede es porque estamos vivos.

Y. como toda historia bella, es ilustrada por uno o más personajes, la nuestra tiene dos: MARGARITA (65 años) y ARMANDO (72), en el desarrollo del relato veremos como, este último, se ira desarmando como un rompecabezas.

Es posible que, de pronto, nos indaguemos:¿Cuál es la diferencia al cabo de una pesadilla que le acontezca a un niño o a un adulto?

--Pues que el niño acudirá a su madre, la que, solícitamente hace de contención, en tanto en el adulto, verbigracia Armando, quedará atrapado al albedrío de sus fantasías.

Cuanto deberá andar el individuo para acceder a su elevación, que solo se produce, cuando sea capaz de elegir entre la atracción costosa de una joya –a veces falsa- por la contemplación valorada de una hermosa flor natural.

De modo que absueltas algunas posiciones, decididamente, entremos en tema recordando que el corazón del hombre, cuando se siente en soledad, se impone ser un cazador furtivo, que a veces es cazado, más o menos así estaba Armando, porque aún en compañía se percibía absolutamente solo.

Vamos, que había comprendido, y estaba persuadido con actitud convencida de ello que en la pareja el hombre siempre esta dispuesto al amor, es decir cuando lo desea él y ella lo conciente, en tanto la mujer –se decía- hace el amor cuando ella lo dispone.

Era un hombre de pocos amigos, pero de toda confianza en la transferencia de tópicos afines con las relaciones humanas, de allí es posible que se anoticiara de la existencia de Margarita, a quien todo le acontece, y cuyas actitudes producen hechos y situaciones.

Hay que decir que Margarita, no obstante, venia orlada de un halo de dulce bondad conmovedora, de allí las opiniones absortas que se hilvanaban en torno de las motivaciones que ella arrastraba en su vida matrimonial. ¡Es tan curiosa la gente!.

Poco a poco surgían cabos para atar estos esquicios, con algún misterio, al lado de un marido, 10 años mayor que ella, que estaba padeciendo el mal de Alzheimer, y que se fugaba del hogar sin rumbo cierto.

En otro orden de cosas, compelida posiblemente por la situación, adoptó una forma de vida liberal, mediante cuya concepción se permitía ausentarse los fines de semana-como válvula de escape- a Montevideo por vía marítima, interregnos para realizarse de su vida truncada, que soportaba lo más estoicamente posible, habida cuenta de que en su juventud acepto su matrimonio concertado, moneda corriente 8 o 10 décadas atrás. Donde asimismo se consideró un mero objeto sexual, atropellada y sometida, y claro después de todo esto si la dejaran hablar ciertamente que no sería condenada a ninguna lapidación… no aquí. Así se va incubando una suerte de fastidio creciente que ya ninguna mujer tolera.

Se intuye, dadas las condiciones, de esta pertinaz situación, nada agradable, es la que la debe haber inducido, por interpósita y solidaria amistad femenina, para que hiciera una vida discreta, con lo que se sintió diplomada, en lo que ya, de suyo, observaba en aquellos viajes de moral difusa, por eso eran sus salidas, que se extendieron luego a
E.E.U.U., Europa, Medio Oriente y China.

Entretanto en una de tantas experiencias sociales, especialmente en una, Cupido hace de enlace y conoce a Armando, fue…como si se alternaran de toda la vida, “siempre hay un roto para un descosido”, aunque de él no hay mayores indicios, los hombres parecen más discretos, importaba que era solvente, propiedades, coche…

No todo se hizo fácil al principio, cualquier hombre guapo –y Armando lo era- es buscado, ella rápida como un rayo, se interponía como una cuña, simultáneamente publicaba a quien quisiera oírla y a quien no que ella no tenia sexo en su hogar, una invitación para que Armando –ni lerdo ni perezoso- se acercara y le hablara por ejemplo de “relaciones terapéuticas”, cosa que aventara el fantasma de la culpa, ¿qué inocente?...”bueno no hay mas ciego que quien no quiere ver”. Ella tenía acumulados en su baúl de los juguetes toda la estela de sus aventuras, Mientras mentaba todo el catálogo de tabúes de la niñez. Igualmente Armando sucumbía, y comenzaba la ronda.

Ella, picara, le ronroneaba: ”vas a ver que entre nosotros no va a pasar nada”, era el mas supino acicate, entonces el le hablaba de mieles y cuidados.

Cuando ella buscaba incrementar las salidas y paseos, el esposo tuvo un ACV. Con poca internación, donde ella estuvo asistida por los hijos, nueras y nietos. El hombre pasó a mejor vida. En sus raptos de lucidez, ella confeso, que él la insultaba con fuertes epítetos. Vaya uno a saber que reproches se aguardaban de las cosas que sucedieron. Cada hogar es un mundo..

Hubo un interregno, ella guardo un mes de cauto luto (¿?). A partir de ese recato se vigorizaron las reuniones, desde entonces él la agasajaba con Campagne en las cenas o almuerzos, ramos de rojas rosas, evidencia de su pasión, y aun la conmovía con alguna que otra orquídea y los paseos y espectáculos que a ella la complacían.

Cuando fínalmente hubo fumata después que ella se entregara verbalmente diciéndole que el le gustaba y que no quería perderlo. y habiendo enviudado, Margarita le asevero que la suerte estaba echada, a favor de Armando –“Rey muerto, Rey puesto”- (quien sabe ¿cuántos?) él romántico empedernido, le interpuso de su autoria, unas cuartillas que ella dejo que la conmovieran y fue catalizador de los momentos de intimidad:
DESPUES DEL VENDAVAL: Cuando regresas al hogar, ahora físicamente vacío, y sin embargo pleno de sensaciones, no te sientas sola, permite enseguida inundar el espacio de dulces melodías, que sumadas a las de tu alma, dan marco romántico, y tornaran tu rostro radiante, luciendo así iluminado, entonces sonríe y bucea en tu espejo interior, verás como ya te sientes más feliz, encendiendo todas tus luces, esas que desalojan a las sombras, pues en tu pecho, anidándola, crece una esperanza, descubriendo, otra vez, entre fibras y emociones, que alguien te ama. Armando.

En la continuidad, los vínculos, aunque esporádicos, no se interrumpieron, Margarita era una gatita muy melosa, en el auto le acariciaba la nuca suavemente y hacia correr sus dedos por las orejas, sutilmente buscaba llevarlo al climax con una delicadeza arteramente felina. Armando jamás olvidará el día 31 de julio fecha en que ella le descubrió su desnudez, su piel, sus carnes firmes, sus pechos dos palomitas, era una diosa griega, su cuidado personal, algo inenarrable susurro a algún amigo, y confeso que le agradeció a La Providencia, como un premio, haber alcanzado a Margarita; y no sabía, porque de inmediato, comenzaba a pensar si seguiría usando sombrero.

Ella, como toda mujer, ahora dueña absoluta de todo su destino, abrigaba más oportunidades y deseos, a pesar de la discontinuidad de la relación que en esos primeros dos meses solo tuvieron 4 salidas largas -2/3 días- lo cual asombraba a Armando que sin embargo no decía esta boca es mía, mientras ella fabricaba distancias, en las charlas telefónicas el percibió, en ella una alegría somnolienta, y la verdad pensó en alguna droga, que fuera relajante. Antes de estallar se confidencio con ella en otras cuartetas apasionadas:
RECÓNDITO RINCÓN DEL ALMA: Si el mar te moja, si el sol te acaricia o la brisa te envuelve, soy yo que me mezclo para estar en toda tu intimidad. Es que aunque pidiera vivir sin agua, sin sol, sin brisa, aun así estaría en tinieblas. Porque sos la luz de mi alegrías.
Como un hambriento de sed de ternura sueño con ansias penetrar tu piel, solo para mi, desnudate por caridad. Mi cielo lo enmarcan tus caderas, dámelas, somos finitos, los plazos se acortan no puedo esperar. No sea que se nos escape ese instante de amor, añorado, que si se nos esfuma, Dios no nos perdonará. Sacudamos el polvo de la rutina, no aguardes a las 12 campanadas, pensa que el tiempo peor ya pasó. Olvida que éramos viejos entonces. Que tus mocedades están en el corazón. Acercate al baile de una nueva aurora, pero ¡ya!, somos, quizás más jóvenes ahora. Salgamos al ruedo de la vida, oís esta sonando el jazz de siempre y, tras cartón un tango bien jailaife, veni danzemos en el carrousel del alma. Le pido a Dios que cancele las puertas del miedo y la duda, y que ese beso tan, tan anhelado selle el triunfo de los dos. El pasado es eso, ahora una nueva canción alumbra el despertar del alba, y con una flor de rojo color vuelco mis expectativas como un adolescente. Mi corazón flamea al sol tendido de la aventura. Impetrando a las hadas y gnomos el tiempo arrobador de las ternuras.
Armando.-

Era el mismo Armando que no quiso romper amarras con su vida pretérita, y ella no hizo demasiado tampoco, pero iva provocando en él “ese desencanto de un final anunciado”, de modo que cada día su puzle si aligeraba, desarmándose, preludio de un desconcierto por el espejismo que no alcanzaba a llegar al oasis. Mientras ella, en un alarde de audacia sin par lo acusaba de jugar a dos cartas, por su vida anterior y porque la frecuentaba a ella.

Ensombrecida su alma, Armando pergenio salir del embrollo que se avecinaba como un caballero, respíraba sentimientos y no se dejaría acotar por caprichosas imposiciones ajenas a las relaciones sentimentales que se viven y se sienten…o no se dan
Sabía claramente que el entorno es importante en situaciones precarias de urticantes impasses, las exigencias económicas, otro tanto, donde el jugador debe tener resto para jugar en varias mesas al unísono. Despertaba sentenciando que con la belleza exterior –el continente- es engañoso, recostándose decididamente en el contenido. Tardío rezongo. Cuando todo era un trueque_ te doy esto…¿si me das aquello?.- y recordó:
-“nunca corras detrás de un mujer”.
--¿Por qué?
-“¡Porque detrás de una mujer vienen una, dos…tras mujeres!”
Este sacudón –que lo afligía- y que recibía debía capitalizarlo, sin herir ni lastimar a persona alguna, suficiente era su agría actualidad negativizante de experiencias esfumadas, y pronto a sortear el páramo espiritual, por no haber advertido que el ultimo tren ya había partido rumbo al recuerdo. Dispuesto a no discutir con ella, para no empeorar la situación y terminar pidiéndole perdón, sabiendo que el hilo de este barrilete se cortaba al menor viento, sin retorno antes que la vergüenza lo turbe, para terminar este vuelo a ciegas –sin paracaídas-, protagonizando “la balada del boludo”(I. Blaistein), no obstante, amargado, masoquista incurable le escribía asi:
PIEDAD-NO ME APARTES DE TI: No cierres tu corazón al amor, no entornes la mirada de tus ojos, no borres la sonrisa de tus labios, ni substraigas tu presencia a este remedo de tardío adolescente que ya no soy.
Desasosiego en las tinieblas de la noche que hacen la oscuridad más absoluta de las largas jornadas de los días que dilatan el amanecer.
Porque cuando el alma destila penas, supura tristezas por los amores más puros y contrariados, donde se ahogan los sentimientos, acotados por alambradas de púas que saben a campo de concentración que lo desgarra todo, pero la pasión que es tan fuerte y obstinada solo atina a gritarle a la causa de su insomnio inevitable, que aún así, le profesa devoción. Y en cada momento aguarda su retorno porque siempre la esta esperando.
Mientras me deshago en la soledad de mi discreción, donde el agudo sonido del silencio me hace prisionero, de día y de noche tu imagen está delante de mis pupilas, conciente de que mi único pecado fue amarte. Tuyo. Don Nadie. Armando

Alucinado el la llamo, faltaba la ultima escena, le dijo que el amor no eran “grájeas” como muestras gratis farmacéuticas, ella estaba erizada y le espeto:”vos estas así porque
“nunca me pudiste tener”…¿Cómo le decía esto?. Enseguida le pregunto: ¿estas sola?
-No estoy con un amigo…. Armando corto, no quiso escuchar mas le estaba haciendo el “tren a un nuevo candidato”. Su paciencia estaba colmada. Ella lo llamo muchas veces, él jamás volvió a prestarle oídos y comenzó a recordar aquello que reza:

De jóvenes, en la plenitud somos optimistas, y la musicalidad metálica de nuestras voces suena cálida.

Cuando longevos somos una hoja reseca sostenida tenuemente por el viento de la vida hasta que estalla y se desvanece.-

JFA 06-12-2010

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