miércoles, 17 de agosto de 2011

AQUEL INOLVIDABLE FLASH DEPORTIVO

AQUEL INOLVIDABLE FLASH DEPORTIVO-JFA 17-08-2011
Anoche al volver a casa debía cumplimentar un pedido de mi esposa; “antes de subir acordate de traerme un bandejita de verdura para la sopa”. Así traté de hacerlo, el verdulero estaba terminando de atender a una señorita que compraba dos mandarinas y no terminaba de encontrar las monedas, paciente esperaba cuando aparece un muchachón con un billete de 5$ en la mano solicitando lo mismo que yo buscaba, me calle seguí la escena de ignorar mi presencia, de un hombre mayor, esperando antes que él, no dije una palabra, me dolía más su desubicación y falta de respeto por los demás, que el suceso en si de ningunearme. Yo no existida para él. Ya ante mi cómplice pasividad, el verdulero no lo encaro ni le dijo: “Un momentito joven, el señor esta esperando antes que usted; no de eso nada. ¿para que?. Yo me vengue, a mi me cobró una mas abundante a solo $4.

No me gusta fabular, somos de esa raigambre tanguera la que nos muestra a los que vivimos en este “Buenos Aires Querido” esa identidad con el terruño nacional generoso y ancho que recibió aquí a todos, en tiempos de las oleadas inmigratorias de principios del siglo XX para que resultara un crisol de razas empujando por un futuro más feliz para todos.

De modo que al terminar este introito entre melancólico, fantasioso y soñador en la cessette de la memoria se me comienza a armar, sin poder detenerla, esa foto que en mi balbuceo vuele a cobrar vida.

Llegamos a esta metrópolis en 1937, Corrientes empedrada, de doble mano con tranvías, que poco a poco se iban a marchar al olvido, entre aquel año y 1942 viví en dos Casas: Vera 278, y L.M.Drago 150, el Parque Centenario a 2/3 cuadras. Los domingos mi Padre nos acompañaba a caminar y tomar sol en aquel predio. En tres manzanas aledañas estaban: una Colonia de Vacaciones, Una Cancha de futbol y por fin El Observatorio Astronómico.

En la cancha de futbol había formidables partidos del “balónpie” de una liga de empresas comerciales de la zona una era la compañía pasteurizadota Cabaña La Tata, tenían camisetas azules y jugaban contra otro equipo, que lucía camiseta blanca cruzada por listones verticales de color rojo.

Las tenidas deportivas eran espectaculares, sabemos que en el mundo, la pasión del futbol arrastra multitudes, pero los argentinos quisimos ser aun exponencialmente más intensos, con otro fervor, al arquero, de pronto frente a la carga de los azules que le mandan un furibundo disparo se estira de punta a punta y conjura el peligro. Pero no era un terreno con césped, solo tierra, ciertamente ¡era un proeza jugar allí!.

No había tribunas, la gente se agolpaba en los 4 costados de a 5/6 filas, nadie quería perderse nada, ni una jugada; y ahora que lo pienso mi padre no era futbolero, pero estaba a nuestro lado, él también miraba ese espectáculo, ¿que notable no?...digo, ahora a la distancia, desde el recuerdo, claro. Que encierra el enorme afecto conmovedor que junto a mi hermano le profesábamos con unción.

Y terminó el partido, eran las 12 y30, Mama nos estaría esperando con el asado al horno con deliciosas papas y sus generosos ravioles que amasaba con amor y eran, aún más sabrosos, ¡Cuánto daría por volver a empezar¡.-

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