Recordando
cuentos de siempre…(LA PALOMA BLANCA )
Había una vez, hace muchos años, sin comparaciones que no son bien venidas, una
hermosísima niña, que hacia recordar a Cenicienta una bonita chiquitita que
parecía imposible que hubiera otra igual.
Ella se mezclaba entre los chicos como, una mas, pero
era muy especial, jugábamos varones y nenas en los viejos terrenos abandonados
del viejo Ferrocarril Mitre, en el barrio
de Colegiales, todos empezábamos a balbucear el lenguaje para
desenvolvernos en la aventura de jugar y jugar.
Allí nos divertíamos
con esas fantasías llenas de
inconciencia infantil, sin maldad; de pronto lo varones, formábamos bandas que
nos oponíamos a pedradas, una de esas cosas que no debíamos haber ni intentado,
y ni siquiera pensarlo. Ya lo verán porque, ese tratar de mostrarnos con nuestro más feo perfil.
Claro éramos un ramillete de niños y niñas, que en
vacaciones correteábamos libremente, era claro, hace tiempo…70 años antes-como
la edad de un abuelito de hoy- pero
había peligros latentes, que nos rodearan aunque mas difíciles de que sucedan
en la actualidad ya que los niños se encuentran y juegan en el jardín o en el hogar de algún
compañero/a. O quizás en la plaza, bajo
la cariñosa mirada de sus papis.
Pero así fue que aprendimos el mensaje del que vamos asumiendo la conducta que atesoramos
de la primera escuela que tenemos la que
sin
duda es nuestra casa y los maestros allí son nuestros
queridos mama y papa.
Entretanto los niños de antes, estabamos tapados, se
nos escondían las partes del mensaje que teníamos que aprender y conocer y lo
tuvimos que hacer, como aconteció, por lo previsible, aun que no lo era para
nosotros.
Solo
buscábamos jugar.
Por eso, todos nos quedamos sorprendidos cuando
un chico recibió una pedrada que le hizo
un profundo tajo; claro era lo lógico tirábamos piedras, finalmente una lastimo
al niño, a nuestro compañero de juegos, todo bajo la atenta mirada extrañada de
aquella niña, que era como una “Cenicienta”,
¿recordás?.
Entonces y solo entonces fue que quisimos juntarnos en
un ramillete y recapacitar, y escucharnos. Sin embargo aquellas tontas rencillas no terminaron, por eso otro día una
pedrada alcanzó a “una hermosa paloma blanca”, que al caer en la tierra, dejó
ver como su plumaje nieve se enrojecía. Recién ahora, por fin, nos preguntamos
todos los chicos:
¿Qué nos pasa?.Y
se nos aclaro el entendimiento. No lo queríamos hacer más.
Con dulzura infinita, y su fina sensibilidad, la niña
trató de reparar aquel daño no deseado al portarnos mal. Todos sentíamos
aquella verguenza que nos señalaba como los culpables y no hacía sonrojar, fue
cuando reaccionamos, y desde luego no sucedió más.
También fue el momento en que aquella hermosa niña “Cenicienta”
desapareció de aquellos lugares que todos ocupábamos para jugar y como por arte de magia no la
volvimos a ver. “La paloma blanca” sanita volvió a volar. Quizás su misión fue
darnos esa magnífica lección.- ¡Que lindo no?-
Especial
para Violetita
JFA Bis-Abuelo 18-04-2013
Con todo mi
cariño.-
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