jueves, 19 de mayo de 2011

Es el mundo, es la vida

Es el mundo…es la vida

Los vientos fuertes que azotan indiscriminadamente en puerto Madero los rascacielos de cemento y hierro, son los mismos que secaban las ropas en el patio o la terraza en cualquiera de los 100 barrios porteños de mi Buenos Aires Querido, esos que también, a veces, hacían añicos nuestro mas tiernos sueños.

Y cuantas veces nos enfrentamos por sentimientos encontrados, que a la postre nos laceran, sin solución de continuidad, y no hallar ninguna manera de superarlos.

En ocasiones, los vientos en las noches juegan con las nubes, inventando dibujos de figuras increíbles que bailan danzas ancestrales, mientras el viento silva confundiéndose con sonidos musicales que parecen embelezarnos.

El silencio se hace más gélido con esos miedos que nos rodean, entretanto son cálidos, extrañamente, para los cariños con que anhelamos comunicarnos, a quienes amamos y hablarles volcándoles todo cuanto experimentamos.

En simultáneo, somos testigos que los embates del viento alcanzan, salvando las distancias, para destruirle el nido del hornero, y este sin amilanarse, nos da el ejemplo de hacer, al otro día, un nido mejor.

A veces la noche es lóbrega, melancólica y tan fría como para experimentar como lo sufren los huesos propios, pero de pronto nos animan los recuerdos de los seres amados que salieron “de gira”, adelantándose en el tiempo a nosotros, que jamás dejamos de evocar.

Es así que los recordamos con sus mohines más graciosos, sus ocurrencias y recomendaciones, su forma de caminar o de reír, como vestían, la sonrisa del encuentro o como nos abrazaban con tierno y comunicativo amor.

No obstante, hemos conocido situaciones límite en que parecen asociarse: los vientos, las corrientes marinas, y ¿Por qué no? los designios del destino, esos que dicen traemos escrito en la palma de la mano, de modo que con tal impronta si no atinamos a dominar y armonizarnos con los elementos de la naturaleza, y el índice de nuestra suerte nos es esquiva, es probable que podamos cerrar inopinadamente el episodio temprano de la parábola singular que nos identifica.

Cuantas veces esos vientos vienen preñados de buenas nuevas son antesala de nacimientos de hijos, nietos, bisnietas, es cuando los campanarios de todos los templos, y los del corazón estallan en los sonidos más gloriosos que puede escuchar el alma que saben a bendición para los destinos de tan noveles vidas.

Como soslayar la unión de las parejas para integrarse en el palio nupcial del amor, dentro del Templo mientras las campanas doblan a gloria por la felicidad presente y el futuro a fructificar. A veces condiciones no tan propicias -económicas- forman parejas detrás del Templo, Y bien es otra impronta Aquí las campanas son las pulsaciones que hacen acelerar el corazón. Vale.-

Contrario sensu –ley de vida- cuando lo que sucede son partidas, siempre tempranas para la orbita de los afectos, las Naves de todos los templos exhalan sentidas imprecaciones de Requiem acompañando-espiritualmente- a los amados viajeros a los espacios celestiales.

No falta, ¡cuando no! horas infaustas que se viven en nuestro planeta –en diferentes latitudes- cuando los enfrentamientos que traen engañosas etiquetas disímiles, por apetencias disfrazadas, que sin excepción, se enmascaran en ambiciones económicas, para escarnio de una sociedad que no puede disimular su pequeñez de anhelos cuyos fines descalifican tales emprendimientos que nos desfiguran llenándonos de vergüenza ajena.

El mundo, ese espacio enorme –relativamente comparado con el esquena del sistema planetario que integramos- hermoso, armónico que la Creación destino para que ”el hombre se enseñoree en él” con todos sus bienes, es una intencionalidad que no será alcanzada hasta que no nos hagamos fuertes, codo a codo, para emerger juntos, sin necesidad de pisar una sola cabeza de nuestros semejantes
.
En ese momento dado, y solo entonces, se aquietaran los vientos de la vida, cuando se hacen encantados y no soplan embravecidos, solo nos sostienen para que podamos atinar a retomar el rumbo perdido….

JFA 16-05-2011

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