lunes, 26 de octubre de 2009

DIIVAGACIONES

D I V A G A C I O N E S
( comienza con una mentira, acaba como un cuento)

Este es un “dossier” novedoso, y como tal, observará un andamiaje que lo separa en:

a) Relato de los sucesos.

b) Comprensión del texto. (Corolario)

Amanecía esta jornada, y estamos situados en el rumoroso Villa Crespo, barrio emblemático si lo hay, por los inicios de los años 40, donde nos ubicamos en el hogar de una familia asentada desde hace quizás 15 o 20 años. El matrimonio lo componen Doña Victoria y Don León, que supieron cosechar cinco retoños, todos varones.

Esa mañana, como todas, un taxi se estacionaba en la puerta, a las 5, temprana hora, que invariablemente venia a buscar a Don León, hombre obeso y muy fornido que sufría, de antaño, de una molesta ulcera varicosa y que se desempeñaba como matarife en el mercado de Abasto (actual Shopping).

Apuntemos aquí la primera paradoja cuando decimos matarife suponemos por carácter transitivo un espíritu enérgico que le acreditamos gartuitamente, pues nada que ver, era un hombre bonachón, un alma de Dios que hace suponer que desconocía lo que era pecado. Eso si, por su profesión, naturalmente en su casa abundaba el asado, chorizos y achuras cuanto los emparedados de salamín. El y sus hijos parecía que habían constituido, anticipadamente, “el sindicato de los gordos”.

Entretanto Doña Victoria, quedaba en la casa como su ama y señora, siendo la contra cara de Don León, en efecto, era muy nerviosa, producto de su crónico asma bronquial que la desestabilizaba hundiéndola en el sufrimiento y la angustia, solo contaba con el auxilio de un tubo de oxigeno que era su mejor aliado.

Moisés –el hijo mayor- estudiaba leyes, y llegaría tardíamente a recibirse abrazado a la rama de la Justicia Llaboral donde parece que se movía con solvencia.

Marcelo –el segundo- estudiaba medicina, que alterno con la faena de visitador médico, jamás termino sus estudios y termino trabajando en el estudio de Moisés.

Raymundo –el tercero- trabajaba como habilitado- en el negocio de un tío, hermano de su padre, que se hallaba instalado en el foco comercial del barrio de Once. Había una dicotomía entre los hermanos de Don León –comerciantes- hacia él matarife donde afloraba –tácitamente- una subestimación por la diferencia de status- que era obvio.

Cholo –el cuarto-nunca se supo si estudiaba, si trabajaba, si estaba de reserva para ayudar en la casa, o lo mas probable, que no se dedicaba a nada (¿?).

Víctor –era el quinto- “el benjamín” de la familia, este pobrecito muchacho, como no tuvo hermanas mujeres, y su madre precisaba apoyo, habida cuenta que debía atender: marido minusválido, 5 hijos, ella misma enferma delicada y el fiel perro Bobby lograron que el muchacho quedara reservado para compras, mandados y quehaceres, casi como un objeto mas. Todo monitoreado con la colaboración de Raymundo y en menor medida Cholo. ¡Ah!. Toda la familia era de Boca.

Así planteado el cuadro comprenderemos que no obstante ser gentes de bien no es certificado de que fueran iluminados, había matices y con esto para nada se quiere ser peyorativo, y admitiendo que los padres sufrían pretéritas enfermedades psicosomáticas y de las otras, quizás en el seno de la familia hubiere un desacuerdo – no por desamor- sino por imperio de las circunstancias, pero que quede claro, víctimas, eran todos, creo que ni el Bobby se salva aunque parecía el rey de la casa; un can común –que tenía pocas pulgas- y amenazaba con sus fauces querer comerse a quien se atreviera a acceder a la casa de 1° piso, cuando intentaban el ascenso, por las escaleras, el comenzaba su concierto de ladridos.

No dudo que había en el ambiente, caldo de cultivo, para el drama, y no se hizo esperar. Moisés estaba de novio, su mas cercano compinche –por la edad- Marcelo se sentía muy sólo, incomprendido, aunque los hermanos eran bien avenidos, todos debían resolver su tema singular y construir recursos para los hermanos menos favorecidos. Sin descuidar la salud de los padres. Raymundo asimismo se puso de novio y se casó. Cholo también. Víctor quedó en las sombras, rueda de auxilio de su madre.

Marcelo, en fin, resultó la piedra del escándalo por la dualidad de su inconducra,.ya apuntamos a su situación anímica. Y en otro orden de cosas, los dineros que recibía para los estudios universitarios –que no hacia- los dilapidaba en casas de baile donde había “señoritas” que hacían la recepción y lo confortaban artificialmente, mercenarias al fin. Tanto va “el cántaro a la fuente” , que en una de esas, ¡zas! apareció Cupido y Marcelo tan necesitado de ternura y contención creyó que la encontró, en una hermosa rubia –Susana- que se engancho con él, otra huérfana de cálidos sentimientos, que anhelaba salir de esas “Academias” de magro prestigio.

¡Para que les voy a referir cuando los padres se enteraron! El padre lo quería faenar y a la madre le tomo un profundo ahogo, con su asma, ambos lo tildaron de delincuente Doña Victoria lo quería someter al detector de mentiras en la cercana seccional 27, a donde lo quería llevar de los pelos. ¡Pobre madre!. Moisés el hijo más letrado la tomo con buenas le hablo de Kalil Ghibran…del arco que disparan lo padres al darles vida a los hijos, y que la vida es de los hijos. La pobre vieja no debe haber entendido nada, pero quedó exhausta y se durmió, por suerte.

Con el tiempo, el temporal, amaino. Marcelo y Susana se casaron y de esa unión nació un varón, otro y van…. Don León y Doña Victoria jamás asimilaron el golpe espiritual. Nunca amaron a Susana. Hay que decir que en su vida matrimonial, ella no tuvo conductas reprochables. Aún así, los ancianoss, sólo por no perder al hijo aceptaron la situación, y él la trajo a vivir a la casa paterna. Poco a poco se fueron extinguiendo las vidas de los padres, de Moisés, de Marcelo, de Susana, de Raymundo y su esposa…los demás yacen perdidos en el anonimato
.
COROLARIO

La MENTIRA, embuste o falacia, que uso Marcelo como artilugio de su proceder, quizás tuvo inicio en una madre, que lamentablemente era irrascible, sumamente nerviosa, producto de la angustia y desasosiego que provoca el asma en el ser humano cuando no puede respirar, y el hijo asimilaba sus falencias sentimentales para no ahondar el mal que aquejaba a Doña Victoria, y se produjo esa suerte de incomunicación.

Tampoco podía contar con Don León, obeso casi imposibilitado de caminar, siempre postrado, tras la tragedia de subir la escalera. Una pincelada de la situación la da la cama martrimonial cuya pata izquierda delantera había sucumbido al peso de este hombre y había sido suplantada por una lata de aceite de 5 litros, tal la manera rudimentaria de resolver un avatar de la forma mas rustica. Hay que comprender que Don León salía a las 5 de la mañana y regresaba sobre las 11 del mediodía…y en sus penosas condiciones…

Marcelo, este muchacho desorientado, se sentía muy solo, atacada su auto estima, que sólo se “la levantaba” Susana. Ese fue el desencadenante, y no importan ya otros atenuantes o agravantes, lo cierto es que los padres aceptaron lo inaceptable que los involucraba con esa chica de vida liviana, con muchas incógnitas. Reitero que en medio de todo este marasmo los hermanos se ayudaron entre ellos cuanto pudieron y no abandonaron jamás su deber de cuidado hacia sus padres que jamás quedaron a la deriva ni librados a su suerte, tras la mentirosa propuesta de Marcelo que desemboco en amargo y desagradable cuento.

JFA 23-10-2009

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