miércoles, 29 de septiembre de 2010

Desde el escenario del mundo

Desde el escenario del mundo

Para la mayoría de nosotros, con ojos absortos, por el asombro, las marquesinas de todos los mágicos cuadriláteros, rectángulos o círculos donde nos ofrecen espectáculos, siempre están encendidas, porque naturalmente nos vemos reflejados desde que lo que exponen es la vida misma.

Entonces es desde allí donde, suponemos describir un personaje, a propósito de la especificidad literaria que podemos ligar, quizás selectivamente, por ejemplo a tres objetos.

Veamos entonces como iniciamos el itinerario imaginando, en nuestra siempre lista fantasía donde surge el circo, el esquicio se desarrolla con el clásico payaso, el que una y otra vez recibe las bofetadas y los niños deliran ante sus hilarantes ocurrencias, pero uno de los pequeños no…rompe a llorar, se le cae su chupete y el payaso solicito corre hasta esa primera fila, se arrodilla frente a la criatura, le demanda con graciosos ademanes su perdón, más el infante persiste, el payaso empieza a rodar sobre si mismo hacia atrás y vuelve hacia adelante, ágil se incorpora salta en el aire, da una vuelta sobre si mismo y vuelve a caer, preciso momento en el cual la criatura emite una sonora risa alegre, angelical, el payaso se emociona, esa lagrima dibujada por el maquillaje se hace cierta, entonces pone la mano en su enorme bolsillo y busca, y busca algo que sabe que esta allí y no encuentra, de pronto saca un chupetín rojo-claro- llamativo para que el llorón que ahora ríe tienda su manito y lo tome con avidez, momento en que el público -todo- estalla en un estruendoso aplauso.

Sin embargo el acto al finalizar no extíngue la escena, el payaso se encamina a su camarín cuando de improviso ve un pantallazo espeluznante, su compañera, la trapecista, se halla abrazada con el dueño del circo, y en un rapto emocional incontenible, el avergonzado, por la traición corre ciego de ira en pos del revolver que guarda, lo toma, vuelve con él a la escabrosa escena anterior y descarga el arma íntegramente sobre el aprovechado amante.

Ahora el drama se acentúa, el payaso juzgado y en la cárcel, ella la casquivana trapecista-lo de siempre- esta embarazada, y ese reloj de arena existencial que no se detiene, cumplidos los nueve meses estipulados por la naturaleza humana salta a la aventura de vivir una hermosa bebita bautizada como María de la Cruz, quizás como para acotar la génesis de esta historia, propia e ilustrativa de este valle de lágrimas.

Sin embargo no todo es tan lineal como parece, y la vida a veces nos da sorpresas, que eventualmente calificamos de casualidades y sin embargo van mucho más allá, tanto que veinte años después, una primera noche de alegre carnaval, cada cual con su mascara, en un ruidoso baile Pierrot invita a bailar a Colombina, esa causalidad dio como resultado, en breve tiempo, una pareja inseparable que iba derechito a sus felices nupcias…¿adivinan quienes eran o quieren que se los revele?… pues si acertaron Pierrot era aquel niñito que lloraba en el circo y Colombina era María de la Cruz…y colorín colorado…

PD/ El Payaso ya había recobrado su libertad, acuñando para quienes quisieran oírlo esta sentencia: la travesía de la vida suele ser muy pesada para quienes viajamos solos.

Jfa 22-09-10

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