lunes, 11 de octubre de 2010

TALLER DE {ÁNGELES}

TALLER DE {ÁNGELES}

TODOS HEMOS CONOCIDO, EN EL GÉNERO FEMENINO, MUCHOS BAUTIZOS CON NOMBRES BIBLICOS, HASTA VIRGINALES, O DE FLORES, QUE CON TODAS LAS CUALIDADES DEL SEXO DEBIL, PERFUMAN NUESTROS ESPIRITUS VIRILES DE MANERA INDELEBLE


Días pasados me confidenciaba, cuando les decía, que alguna vez me abrogue el rol de darles la bienvenida a los compañeros nuevos –los que en cada inicio de clases se suman al taller -a veces rompiendo la brecha generacional- y los instaba a que leyeran sus textos, originados en tantas consignas emanadas de la experiencia docente, porque era la mejor manera de comprobar la bondad de sus tareas en función del eco que surgía del marco del curso.

Pero no obstante quisiera abordar otra arista de estas actividades para discernir que durante varios años se sucedieron, en el armado de los grupos, una suerte de “cortocircuitos” que impedían la unidad interior, transformándose en un tema urticante.

Consecuentemente me inquiría si no sería posible -en esta modernidad que acontece de todo- la presencia de un PERSONAJE QUE INGRESA POR UNA PUERTA IMAGINARIA QUE EN UN MOMENTO SE HACE REAL.

Cuanto nos beneficiaríamos de esa feliz eventualidad de aunarnos todos respetando nuestra singularidad creativa y aún así conformar un estrecho haz de voluntades plural, que anhelaba ver en cada llegada, y al no verificarse hacia que la expectativa se diluyera como el agua entre las manos.

Por esto en el 2010, no se si será motivo histórico por el Bicentenario –digo- o deportivo por el campeonato mundial obtenido por Las Leonas en Rosario, o vaya a saber uno porque, y sin hacer nombres, sumadas a las que habían llegado antes, esa dulce “personita” –vaya aquí nuestro homenaje varonil- esta entre nosotros multiplicada por cada compañera con atuendo de mujer que ha vestido de fiesta este ámbito donde desbordamos ganas de superarnos -monitoreados por optimo timonel- en medio de una alegría desusada, tanto que nos conmueve esta virtuosa armonía, y así cada martes, cuando nos retiramos estamos formulando votos fervientes para que llegue ese nuevo martes –el próximo- para reunirnos todos con esta pléyade de ángeles, que lo copan todo, cada cual con su mohín más gracioso, otras con su sonrisa, alguna con su infinita timidez, la otra con sus cuitas, aquella estilo campero, esta con su guión sorprendente, alguna experta en manualidades, la de mas allá deportiva o en fin en todas el cubilete de la vida nos tira los dados de su calidez. ¡ah! y un par de ellas que con sus improntas literarias nos hacen reír por su espontaneidad, en fin -Bingo- que no quiero despertar de este encantado espectro luminoso que siento y detallo con sinceridad y sensible afecto acercando cabos de afianzamiento.

En este preciso punto en que se relajaba mi alma habiendo exteriorizado sentimientos muy internalizados donde mi espíritu escucho una voz interior que me indagaba:

-¿Sueñas alguna vez con el paraíso?
-Bueno, respondo, si como su fuera algo semejante al taller de literatura.
-Y-sigue la voz- ¿tienes algún refugio?
-Nada como no sea mirar al cielo, o disfrutar el jardín en las plazas, o el volar de los pájaros multicolores, y claro la amistad que para mi es una pasión recurrente, porque confieso que este ámbito me da un lugar para sentirme, como diría, en mi elemento donde percibo pasar esos momentos que son para siempre.

De pronto otra voz me volvía a la realidad…
¡Alto!- Pero ¿y los varones?
¡Ah! ¿Lo dicen por sus compañeros expectantes?.
¡Diantre!.Y…no… claro, esa es otra historia.-
Quizás se animen a contarla nuestros ¡Ángeles!.-

Entretanto, la consigna, ahora es de Marcel Proust:
Asir el tiempo, para no buscarlo, cuando luego de perderlo su retorno sea la incógnita, cuando es el momento de aprender el viejo arte de sorprender y hacernos soñar.

JFA 10-10-2010

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