viernes, 21 de mayo de 2010

NADA ES LO QUE PARECE

NADA ES LO QUE PARECE

Érase una vez, un baile de disfraz… cuando entré al salón embellecido a sus efectos con guirnaldas, juegos de luces, algarabía enseñoreada en las fantasías generalizadas, de los participantes del desenfadado bullicio, y la música que se conjugaban, en ruidos ensordecedores, seguidamente me integré al evento, con una ilusión: resolver mi vida…solo por una noche.

Simulando con mi atuendo al apolíneo personaje de “El Zorro”(Tyrone Power -ayer- o Antonio Banderas –hoy- ese campeón que en sus actuaciones fílmicas descolló en todos y cada uno de los esquicios de su labor, siempre sin precedentes, que evidenciaba ese espíritu nato de justicia, alcanzado, con lucida gallardía.

En un principio obnubilado por las luces confundí mi rol, no sabia quien era, de donde venia, y mucho menos hacia donde iba, cuando mi verdadera situación existencial, preñada de desdichas ciertas, más allá de mi actuación actoral, que quedaban al margen.

A cualquier espectador, quien quiera que este sea y le recaben información sobre que piensan de mis roles asumidos, dirán que ellos admiran a tal héroe- casi inmortal- hacedor de hazañas mimetizadas con un concepto que anhela encarnar al justiciero,

Crasso error, todo es una burla, que vivo mil vidas en cada rol encarnado, es una oprobiosa mentira, en mi intimidad soy un hombre torturado, que camina dentro de su laberinto, con una mochila de plomo y sin salida…a tal punto que cuando me cruce con la monja, y divise que ella me miró con ojos arrobadores me dije:¿que esta pasando?, claro yo la idealizaba religiosa, más era otro rol…nada más.

Sin embargo mi obstinación –que podía ser bendita- no tuvo limites, porque verán ustedes que, inopinadamente, me halle frente al sacerdote…le hable y me miró…yo solo quería confesarme, claro, hay temas que solo me animaría a dilucidar con un religioso, amparándome en el secreto inviolable de la confesión…¿pero este lo era?. Podía serlo en otro escenario, aquí desde ya que no, solo se trataba de otro colega de actuación.

Y cuando me estaba embargando la timidez –yo me conozco- saque fuerzas de flaquezas, me acerque lentamente a Gatubela invitándola a bailar lo que ella acepto con gracioso mohín, lanzados a la danza la música generada era la de un tango europeo, cuyos efluvios nos envolvían desdoblando una suerte de erotismo, al contacto tan cercano de nuestros cuerpos, y los ojos brillosos, las bocas jadeantes que por primera vez me acontecía esa noche.

De pronto ella se sintió cansada, así me lo hizo saber…yo no le había dicho una sola palabra, ni siquiera una breve y fugaz insinuación, entonces y solo entonces me hice cargo de que un galán no puede permitirse semejante pecado cercano a una supina e imperdonable torpeza.

No había perdido la guerra, solo una batalla y perseverante al fin, en un momento, me enganche con la odalisca, una emoción que me salió de muy adentro catalizada quizás por mi herencia, esa sangre oriental…y me jugué.

Ella estaba tan cálida, nos habíamos juntado en la barra circunstancialmente ella bebía un trago largo y yo whisky en las rocas, era el momento oportuno, y es por eso que decidimos fugarnos. Eran ya las 4 de la madrugada, salíamos y en ese preciso instante nos topamos con mi esposa que, inquieta, venia a recuperarme.

¡Tierra trágame! ¡Qué papelón! ¿Qué hago?...¿donde me pongo?, y luzbelito me alumbró fue cuando hice como que le indicaba el camino para dirigirse a la sala de primeros auxilios a raíz de una supuesta molestia gástrica por la ingesta exagerada de alcohol.

Y naturalmente nos fuimos para casita… y colorín colorado este cuento…pero no fue así, eran las 5 cuando al entrar nos encontramos con mi hijo y sus amigas y amigos –una banda- que volvían de su juerga para seguirla en casa, saque pecho y para modificar el ambiente que había quedado un tanto difuso, me enderece para parecer mas enhiesto y le inquirí a mi hijo y a su amigos ¿como me veía con mi atuendo artístico?, claro me faltaba “Tornado”…no iba a entrar –supuesto que lo tuviera- con el caballo a casa…acto seguido mi hijo me tomo de la mano y me llevó frente al espejo, mientras la muchachada se descostillaba de risa tirados por los pisos.

Fue cuando me juramente con mi otro yo que jamás volvería a entrar en un baile de disfraz, menos queriéndome parecer al Zorro, cuando por el escándalo de las risotadas advertí que había resultado el remedo del Sargento García….que no, que no , y que no es lo mío.

Pero faltaba el broche de oro, me encamine a la cocina para sacar agua fresca de la heladera y tomar un hipnótico con el cual conciliar el sueño y veo un cartel sobre una pila de ollas y cacerolas y otra de sartenes y platos, todo en un escenario, así decorado, de lo más deprimente…

…Con una notita que rezaba así:¡ che Zorro! hoy te toca lavar todo a vos…no te olvides, ¿no creerás que todo lo tengo que hacer yo…
…¡Ah… y después te espero en la camucha bañadita y perfumada.- Olvidadizo.-
Chan…chan…


JFA 19-05-2010

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