miércoles, 27 de junio de 2012

FLASH FRATERNAL

FLASH FRATERNAL




Pertenezco a una familia apegada a la labor diaria, en estas latitudes de las tierras argentinas fui un eterno trabajador del gremio de la construcción estrictamente abocado como albañil a los ladrillos, la cal, la arena y todo eso que ayuda a levantar edificios, cada vez no solo mas perfectos sino con una visual atractiva y presencia ajustada a la modernidad.



De pronto en mi camino se produce un alto lleno de hojarasca que me traía inmensa pena. De la familia solo me quedaba un hermano mayor, que sin decir agua va se le presenta una dolencia, que uno nunca sabe en que derivara, ni lo quiere pensar, pero que lamentablemente se hace terminal.



Volvíamos de una visita médica rutinaria, lo había ayudado a desvestirse, se quito el saco, el pantalón, medias, zapatos y la camisa con la que lucia una atractiva corbata, que siempre llevaba en épocas de buena salud, la colgué en la silla que estaba al lado de la mía.



Cuando me senté advertí que mi hermano se notaba cansado, mas las medicinas que lo dopaban, lo ayude a recostarse, a los pocos minutos se durmió.



Entonces lo observe a lo largo de unos 20’, no pude evitar recordar a nuestros queridos padres, inmigrantes de La Toscana Italia donde nacieron en un pueblo de pescadores como Livorno, enclave turístico, como otros tantos en la “Bella Italia”…



Y me quebré…no se si estaba lúcido, si lo soñé, pero mi desesperación era tal, al comprender que la vida de “mío caro fratello” se apagaba, momento en que obnubilado como me hallaba creí ver aquella corbata suya colgada en el respaldo de la silla dejaba de estarlo para saltar a mi lado como lo haría un cariñoso can, que adivinando mi pesar, saltaba desde mis pies hasta sobrepasar mi cabeza, desesperado por consolarme, natural e incontenible reacción humana, conciente de que no había a quien preguntar ¿porque? pasaba esto habida cuenta que no hallaría respuesta.



Hecho un mar de amargas lágrimas mi emoción no tenía límites. Se que es un momento imborrable, ni me atrevo a narrarlo a nadie, no se lo van a creer si les aseguro que son pocas las palabras para identificar cabalmente tal circunstancia, pero no se la deseo a ninguno.





JFA 26-06-2012

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