SI AL ALFEIZAR DE TU VENTANA
LLEGA UNA PALOMA
BLANCA, COMO LA PUREZA , NO LA ESPANTES QUE ES
MI ALMA QUE ACCEDE PARA
ABRAZARSE CON LA TUYA
Una mañana cualquiera, todas
son igual últimamente, quiero decir amanezco insatisfecho, mal dormido, me
despierto muchas veces…y tengo entre ceja y ceja ese problema al que no le
encuentro salida.
Es como si tuviera
que desatar un nudo, y necesitar saber como estaba realizado; me la pasaba tomando libros de la biblioteca
que dejaba invariablemente a medio leer, lo que lejos de mejorar, esas lecturas, parecían alimentar mi natural
ignorancia en una involución intelectual que ya no me dejaba ni mirarme frente
al reproche del espejo que una y otra vez parecía pretender ayudarme a volver
por mis cabales.
En una palabra estaba atado
por las letras minúsculas de las raíces de
mis múltiples problemas personales, privilegiando
aquel aturdimiento
que me anonadaba.
¡Yo!, poseedor de
aquella sonrisa triunfadora que en mi era de pujante promotor bibliográfico
trastrocaba los limites del triunfo,
desde el mismo momento en que me inicie. No podía ser, me dije.¡No¡… de ninguna
manera.
Recale en que
personalmente no era punible del menor reproche, tenia un egoísmo humano, ese
que nos cobija como un paraguas protector, del que la condición humana no puede
escapar, era desear que todo el mundo estuviera bien, solo como excusa para
pugnar yo ese…estar mejor.
Pensé en todas las
respetables personas que conozco y a las que valoro, quizás, son mejores que yo, en algún sentido, en ese
sentido las admiro y aprendo de ellas tratando de emularlas.
Finalmente ante
estos disturbios interiores me digo y me repito tanto para incentivarme cuanto
para estimularme que si las cosas que valen la pena fueran fáciles, todo el
mundo las haría…
Y ¿Dónde estaría la
gracia?. Por un momento quise aislarme de todo y volví a algo que siempre me
gusto: la música; si es que toda la música me gusta, me transporta las hay
excitantes y otras que son sobrecogedoras y embelesan el alma trayéndonos serenidad.
Bueno quédate
allí…como si llegaras a una meseta…pero no hay espíritus imposibles de
conformar y reconfortarlos, así como así; sin embargo, entretanto la música
resulta un refugio contra la agresión de este mundo cambiante y globalizado que
se hace tan mutante cuanto lo somos nosotros mismos, cada día según lo que nos
acontezca, según el clima, según las cargas emocionales con las que tenemos que
convivir, naturalmente sin llegar al estado de ebullición que nos haría
estallar.
Y volvemos a masticar
la avaricia espiritual que nos rodea, y
que tienen los que sabiendo algo no
procuran la trasmisión de esos conocimientos, para superarnos entre todos y
hacer la vida social más aceitada, digo más fluida.
Y es el momento de la
“DISYUNTIVA” y asimismo me inquiero:
¿para que estoy
viviendo? Y claro, hurgo en lo longevo que soy, en lo bien que supe resolver
los avatares que jalonaron mi camino –salvo las hecatombes de perder a los
seres mas amados en el devenir de los sucesos, sin poder preguntar “¿Por qué?”-
y de inmediato presto atención a las tres pasiones, simples que permanentemente
han custodiado abrumadoramente mi trayectoria gobernando mi vida:
El ansia de amor, de querer y
de ser querido
La búsqueda del conocimiento
para compartirlo
Y
Esa insoportable piedad que
significa el reproche silencioso y que sin embargo grita con el sufrimiento de
la humanidad que deberemos mitigar.-
De pronto ahora no
será “una mañana cualquiera”, es esta la de hoy, cuando al despertar se me
asemeja todo el relato que antecede como si fuera una carta importante para mi,
cuyos conceptos a medida que los desenvuelvo, se me hace que desaparecen
renglón por renglón, volviendo a quedar la hoja, limpia, vacía, en blanco donde
todo…todo…se ha esfumado como un hada detrás de los espejos…
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