jueves, 15 de noviembre de 2012

LA DISYUNTIVA


SI AL ALFEIZAR DE TU VENTANA LLEGA UNA PALOMA
BLANCA, COMO LA PUREZA, NO LA ESPANTES QUE ES
MI ALMA QUE ACCEDE PARA ABRAZARSE CON LA TUYA

Una mañana cualquiera, todas son igual últimamente, quiero decir amanezco insatisfecho, mal dormido, me despierto muchas veces…y tengo entre ceja y ceja ese problema al que no le encuentro salida.

Es como si tuviera que desatar un nudo, y necesitar saber como estaba realizado;  me la pasaba tomando libros de la biblioteca que dejaba invariablemente a medio leer, lo que lejos de mejorar,  esas lecturas, parecían alimentar mi natural ignorancia en una involución intelectual que ya no me dejaba ni mirarme frente al reproche del espejo que una y otra vez parecía pretender ayudarme a volver por mis cabales.

En una palabra estaba atado por las letras minúsculas de las raíces de  mis múltiples problemas personales, privilegiando
aquel aturdimiento que me anonadaba.

¡Yo!, poseedor de aquella sonrisa triunfadora que en mi era de pujante promotor bibliográfico trastrocaba los  limites del triunfo, desde el mismo momento en que me inicie. No podía ser, me dije.¡No¡… de ninguna manera.

Recale en que personalmente no era punible del menor reproche, tenia un egoísmo humano, ese que nos cobija como un paraguas protector, del que la condición humana no puede escapar, era desear que todo el mundo estuviera bien, solo como excusa para pugnar yo  ese…estar mejor.

Pensé en todas las respetables personas que conozco y a las que valoro, quizás,  son mejores que yo, en algún sentido, en ese sentido las admiro y aprendo de ellas tratando de emularlas.

Finalmente ante estos disturbios interiores me digo y me repito tanto para incentivarme cuanto para estimularme que si las cosas que valen la pena fueran fáciles, todo el mundo las haría…
Y ¿Dónde estaría la gracia?. Por un momento quise aislarme de todo y volví a algo que siempre me gusto: la música; si es que toda la música me gusta, me transporta las hay excitantes y otras que son sobrecogedoras y embelesan el alma trayéndonos serenidad.

Bueno quédate allí…como si llegaras a una meseta…pero no hay espíritus imposibles de conformar y reconfortarlos, así como así; sin embargo, entretanto la música resulta un refugio contra la agresión de este mundo cambiante y globalizado que se hace tan mutante cuanto lo somos nosotros mismos, cada día según lo que nos acontezca, según el clima, según las cargas emocionales con las que tenemos que convivir, naturalmente sin llegar al estado de ebullición que nos haría estallar.

Y volvemos a masticar la avaricia  espiritual que nos rodea, y que tienen los que sabiendo algo  no procuran la trasmisión de esos conocimientos, para superarnos entre todos y hacer la vida social más aceitada, digo más fluida.

Y es el momento de la “DISYUNTIVA” y asimismo me inquiero:
¿para que estoy viviendo? Y claro, hurgo en lo longevo que soy, en lo bien que supe resolver los avatares que jalonaron mi camino –salvo las hecatombes de perder a los seres mas amados en el devenir de los sucesos, sin poder preguntar “¿Por qué?”- y de inmediato presto atención a las tres pasiones, simples que permanentemente han custodiado abrumadoramente mi trayectoria gobernando mi vida:

El ansia de amor, de querer y de ser querido
La búsqueda del conocimiento para compartirlo
Y
Esa insoportable piedad que significa el reproche silencioso y que sin embargo grita con el sufrimiento de la humanidad que deberemos mitigar.-

De pronto ahora no será “una mañana cualquiera”, es esta la de hoy, cuando al despertar se me asemeja todo el relato que antecede como si fuera una carta importante para mi, cuyos conceptos a medida que los desenvuelvo, se me hace que desaparecen renglón por renglón, volviendo a quedar la hoja, limpia, vacía, en blanco donde todo…todo…se ha esfumado como un hada detrás de los espejos…

JFA                                                                                 13-11-2012  

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