martes, 29 de septiembre de 2009

Un día..."Su otro día"...

Un día…”su otro día"…


Como sobreponerme a esta impronta de la mañana que vivo hoy -29 día de los tradicionales ñoquis- cuando al encender la TV me
enerva con un titulo catástrofe: “mujer hallada muerta en un contenedor de basura”…¿pero que es el ser humano que hoy se lo mata como una despreciable cucaracha?.

Y como hay que seguir viviendo y hay que hacer abstracción de hechos, que como este, nos lacera gratuitamente y nos cubre de impotencia, extraemos fuerzas de donde ya ni nos quedan y hacemos aflorar una remembranza.

No hace falta el esfuerzo desusado, que va, si la visión la llevamos como atornillada claro… era primavera hace muchos años e imagino, aquel día… ese otro día en la compañía de alguien tan especial.

Constituíamos con otros jóvenes una bandada de almas anhelantes a las que iluminaban todas las bondades de la vida, con esperanzas verdaderas, rodeados de cosas buenas.

Eran entre todos ellos: ella y él. La relación era incipiente pero prometía, aún sin estallar. El grupo decidió ir a Lujan. Y hacia allá se encaminaron vía el Ferrocarril Oeste (Terminal Once).

Lo aprovecharon bien… digo todo el día, caminaron, comieron sus frugales viandas, subieron a las bicicletas, momento en que ella tuvo una pequeña caída -sin consecuencias- instante en que él se molesto, impresionable y sensible como es y porque se angustió por ella... pero allí quedó la cosa.

Luego tomaron sol, hasta que caía la tarde. Hubieran detenido el tiempo, ¡hay quien pudiera! Pero había que retornar y tomaron sus lugares en el tren de vuelta.

Ese regreso, a la altura de sus vidas, seria inolvidable, pero aún no lo sabían… se sentaron en el ultimo asiento, al amparo de la incipiente oscuridad, el trayecto era cumplido estrictamente en el horario de 1hora 40’ minutos en los que los arrumacos, las caricias y los besos interminables sellaban tácitamente las mutua aceptación de la pareja.

Este fin de semana, cuando sabia el tópico que le ocupaba su cabeza, cuando él le recordó aquel inolvidable paseo, ella le espeto: “allí me magnetizaste”. No hacia falta nada y se abrazaron con la calidez de siempre…aquél había sido para ellos “su otro día” emblemático.

Jfa 29-09-2009.-

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